La luz se refleja en la serenidad de tu rostro rozando el perfume opaco de tu sueño. Te miro mientras caminas por los cálidos parajes de un descanso edulcorado, mientras tu pecho se mece con el acorde pausado de notas infinitas que escriben sonrisas. Mi mano roza la ternura que mana del silencio que escapa de tu cuerpo e inunda la habitación con deseos intangibles, con aromas a besos nunca dados que descansan en la soledad de tus labios. Escucho el latido de tu corazón que se hace armonía en mis oídos, que compone sinfonías en la partitura de mi alma, que deja un sonido eterno en un amor que se adhiere a mis anhelos. Contemplo toda la belleza dormida que emana de tu cuerpo, toda la dulzura que se esparce por la cama y roza la punta de mis dedos, todo el amor que descansa arropado por mis sueños. El silencio se hace jirones con la prosa de tu cuerpo, un manantial de placer que se esparce por mis manos y fluye por la yema de mis dedos hasta inundar el deseo de suspiros.
No dejo que el sueño me venza para deleitar el paladar de mis sentidos con la belleza que supura tu inocencia y mancha de sonrisas la placidez de tu reposo. Princesa dormida envuelta en la armonía que componen los trazos de tu rostro, labios huérfanos que piden con los gritos del silencio un beso que la despierte del olvido, un racimo de dulzura esparcido entre las sábanas perfumando mis sentidos. Es el amor que vive de caricias diarias y se esparce por los rincones de la vida, que se queda a vivir en la sencillez de un corazón que huye de la soledad y se refugia en la eterna compañía de tus abrazos.
ERES LA AURORA QUE TRAE EL AMOR A MI SOLEDAD.
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