Corazones que suspenden exámenes de amores finales, besos castigados sin labios, condenados a vagar por los pasillos de la soledad. Sonrisas que se exhiben en los tablones de anuncios del deseo, que se ajan esperando una mirada que las libere de la nada perpetua. Perfume vacuo de promesas rancias que acuden a clases marchitas donde el amor es una lengua muerta, un glosario de palabras y gestos que yacen moribundos en los libros de sexo violados por el paso del tiempo. El aire se impregna de miradas que revolotean entre la melancolía, miradas que se posan en parajes abruptos de cuerpos suspensos, miradas que se clavan en el corazón y lo hacen sangrar de tristeza. Hay mesas vencidas por la tinta de la inocencia donde se escriben amores eternos, lugares donde dos nombres se atan a un corazón solitario, palabras que se dicen casi sin querer y quieres que nunca se vayan, imágenes que son tan dulces que su solo recuerdo empalaga toda una vida. Oposiciones a amores ajenos que preparas con todo el cariño, a las que dedicas un corazón por completo, horas y horas de sueños etéreos que llenan el vacío que atenaza el alma, un nudo en el estómago del amor que se muere por aprobar el placer de tus besos. Un curso completo dedicado a aprender la geografía de tu cuerpo, a la literatura que habita cada uno de tus gestos, a la química que crea fórmulas imposibles entre dos elementos, tú corazón y el mío. A la física de dos cuerpos que se atraen y crean amores perpetuos, al lenguaje de dos enamorados que escriben poemas con la suavidad de sus manos.
Quiero que sepas que tu amor es un examen que se aprueba a diario y que cada beso es una nota que guardo en el recuerdo con mucho cuidado para que nunca olvides lo mucho que este corazón te ha amado.
NO HAY ASIGNATURA PENDIENTE EN EL AMOR
CUANDO EL CORAZÓN HABLA CON BESOS.