El aroma de tu cuerpo desnudo flotando por las habitaciones vacías, la nostalgia hecha escarcha en el corazón, el silencio que se desprende de tus besos más íntimos, las lágrimas que se aferran a cada una de tus palabras perdidas, las caricias que aún perduran en la piel de la memoria, los paraísos olvidados a los que nunca hemos de regresar, aquella canción que se escribió en el deseo de unos labios húmedos. Todo es un desierto escrito con la arena de tu nombre, un páramo de sentimientos áridos que se aferran a la hambruna de tu recuerdo, una cometa hecha con los retales de un amor imperfecto volando en el cielo plomizo de los corazones olvidados. Te amo, en las ausencias, en los silencios, en los reproches, te amo, en la tristeza que desprende una despedida, en la alegría que deja un beso robado, en la melancolía que se escapa de una mirada. Amo el tintineo de tu nombre cuando juguetea con mis labios, las mañanas frías abrazado al calor que desprende tu cariño, el sonido de la llave que anuncia tu llegada, el perfume que deja tu cuerpo cuando se desvanece entre una miríada de recuerdos.
Hay ausencias que calan en lo más hondo de los huesos, que enmohecen los besos tantas veces recordados, que dejan un regusto amargo en las papilas del pensamiento. La esperanza se pasea casi desnuda por los recovecos del deseo y por más que lo intento, no dejo de extrañar cada uno de tus gestos. La vida es un difuminado hecho con los retazos arrancados de unos labios maltrechos, un lupanar de belleza angosta donde la melancolía se alimenta de caricias borrosas y besos harapientos. Las habitaciones aún contienen el eco de tu risa, el aroma, casi imperceptible, de tu cuerpo bailando desnudo, el halo que deja la felicidad cuando el olvido se presenta, de improviso, sin ser invitado.
TU ROSTRO, TUS MANOS, TUS BESOS
SE HACEN ESCARCHA ENTRE LOS BRAZOS DE LA TÍMIDA FANTASÍA.
Y MIS LABIOS CORREN EN POS DE TI
DESATADOS COMO ESE RECUERDO IMPARABLE
QUE SE ESTRELLA CONTRA LOS SILENCIOS DEL CORAZÓN.