Habito en la ternura de una mirada, en las noches de invierno donde la soledad deambula por los dormitorios vacíos. en los besos que se olvidan y dejan labios huérfanos y cariños estériles. Habito allá donde el olvido tiene su morada, en las cumbres infinitas de amores imposibles, en las palabras robadas a corazones heridos. Habito en los deseos escondidos que tienen miedo de presentar sus respetos al crudo destino, en los pétalos de las margaritas arrancados por los enamorados, en un beso que nadie quiere pero que esconde secretos inconfesables. Habito en una sonrisa inocente que escribe un "te amo" en la mirada, en el roce de unas manos que lo dicen todo sin decir nada, en un banco vacío donde un corazón herido se muere de frío. Habito en la miradas que se cruzan y no dicen nada pero dejan poemas eternos en la memoria, en el viento que pasea su gélido aliento por las calles vacías, en los silencios que llenan corazones vacíos. Habito en los portales oscuros donde se roban besos furtivos, en las lágrimas que derraman su cristalina tristeza por rostros heridos y dan forma a la efímera belleza, en la distancia que se interpone entre dos amores eternos. Habito en los atardeceres que pintan de fuego el horizonte infinito, en las pupilas de las mujeres que desprenden deseo, en las faldas muy cortas que desafían al pudor. Habito en las hojas que el otoño marchita, en las flores que la primavera despierta, en las pasiones sin dueño que pertenecen al mundo. Habito en las estrellas fugaces que conceden deseos tímidos, en las palabras que solo escuchan los sabios, en la belleza que se marchita cuando nadie la toca. Habito en la nostalgia que deja una leve caricia, en los momentos íntimos que desprenden recuerdos tibios, en unas piernas tan largas que nunca llegué a descubrir donde llevaban. Habito en el rubor que desprende la inocencia robada, en la mano que pide clemencia y solo encuentra el vacío, en el regazo de aquellas mujeres que vendieron su alma por un puñado de besos. Habito en las quimeras del tiempo que murieron en los brazos de amores fugaces consumidos por el fuego de pasiones eternas.

HABITO EN LAS NOTAS DEL TIEMPO,
EN LAS PARTITURAS DE LABIOS VACÍOS
EN EL DESEO QUE CANTA DESNUDO AL OLVIDO,
EN LA BELLEZA DE UN BESO PERDIDO
QUE HACE DE LA PASIÓN UNA DULCE DELICIA.
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