vagando en el azul pálido de tu sonrisa,
enredado en las hebras invisibles
que dejan los abrazos perdidos.
Abrí los ojos,
acariciando la timidez de tus pupilas,
bañadas en el deseo inconfesable
que dibuja una mirada infinita.
Sueños perdidos, amores imposibles,
caricias que habitan la melancolía,
de mujeres lánguidas y etéreas,
perfumando la piel del olvido.
Palabras, caricias, excesos,
bocas que se comen a besos,
labios que desnudan el silencio
de dos cuerpos pidiendo más tiempo.
Cerré los ojos,
mis manos se morían de anhelos,
dormitando entre los suspiros marchitos
que dejan los tímidos amores de paso.