Escribo y callo para no perturbar el pasado, para que mis silencios griten lo mucho que te amo, para que las palabras se hagan mohines desconsolados en el vacío de tu regazo. Adoro los silencios que se escriben con las manos, las miradas de las que manan versos desencantados, los labios que inventan besos desesperados que se mueren por descansar en tu boca. Escribo aunque no comprendas mis palabras, aunque mis versos se pierdan en los angostos caminos de la indiferencia, aunque suenen a vacío y prosa inconexa cuando rozan las fronteras de tu árido pensamiento, aunque no te importe nada de todo aquello que te escribo. Escribo para no sentirte tan lejana, para que los días se unten de una suave melancolía que de sentido a todos los momentos, para salvar los últimos pedacitos de mi alma. Escribo para mis entrañas, para dejar que mis pensamientos se esparzan por la nada, para escapar de esa oscura soledad que casi siempre me regalas.
Ya apenas me queda algún verso, alguna que otra tímida palabra, un escuálido suspiro escrito en papel que te regale la mirada. No escribo para quien nunca supo de poesía, para quien no es capaz de pintar los días con sonrisas, para quien una metáfora es una incógnita que carece de sentido. Lástima que mis versos se mueran abatidos por la espada que blande la ignorancia, que no conozcas al poeta ni te mueras de ganas porque te abrace su poesía, que prefieras vivir en la realidad a pasear a diario por la preciosa fantasía, que no creas en dragones, ni en princesas, y para ti jamás existan los finales felices.
Me gusta que mis miradas se llenen de palabras, de verbos, de adjetivos calificativos aunque tú no entiendas nada de todo esto que te digo, aunque seas capaz de distinguir las letras pero te pierdas en la belleza de las palabras que te acarician cuando simplemente te miro. Escribo para que el aire esparza todos mis vocablos como una tormenta de caricias que se escapan del diccionario, para que las abrace quien entienda de poesía, para que los corazones perdidos encuentren de nuevo su camino, para que una mujer, en la soledad de su destino, sepa que el amor vive en lo más íntimo de sus sentidos.
No escribo para ti aunque tú pienses que eres la musa de mis versos, aunque mis palabras resuenen como truenos en tu vasto pensamiento, aunque no dudes ni un momento de lo mucho que te quiero. No escribo para ti, no eres la princesa de este cuento, ni tan siquiera busco un final feliz, tan solo quiero escribir todo lo que siento para que algún día, en una cálida tarde de verano, una dama se enamore de mis versos vagabundos y traiga de nuevo mi corazón a este mundo.
ESCRIBO PARA DAR SONIDO A LOS SILENCIOS
PARA DESPERTAR UNA SONRISA
EN EL PÁRAMO DE UNOS LABIOS ABANDONADOS,
PARA QUE LA PASIÓN NO SE DUERMA
Y LOS CORAZONES NUNCA DEJEN DE LATIR,
PARA QUE CADA VEZ QUE LEAS MIS VERSOS
SEPAS QUE NUNCA DEJÉ DE PENSAR EN TI.