Sueños abrigando la necesidad, ilusiones alimentando los deseos famélicos de cuerpos devastados por el hambre de besos. Se escucha entre susurros el latido de un corazón que pide socorro y se aferra al clavo ardiendo de los amores de paso. Los amaneceres yacen desnudos en las playas de la imaginación y las caricias lloran como niños pequeños que piden total atención. Lenguas cautivas en prisiones húmedas donde languidecen ávidas de cuerpos calientes. Pechos ansiosos que buscan unas manos calientes donde cobijar su deseo perezoso, pezones erectos que lloran la soledad de una pasión que no hace visitas a domicilio. La lujuria hace huelga de sexo atrevido y las noches solo son parajes tristes donde la necesidad hace el amor con la decadencia. La piel se congela de anhelos fríos y las manos sufren la terrible enfermedad del olvido. No hay besos, ni sonrisas, ni excesos, el amor se muere de inanición y promesas tan viejas que ni los amantes más osados se atreven a visitar su recuerdo. Las habitaciones vacías aún guardan el perfume de las sonrisas, de los orgasmos que antes jugaban a escondidas con los sexos erectos y los placeres húmedos, de las palabras que se pronuncian bajito para que solo puedan ser escuchadas por el corazón. No hay hambre más pertinaz que la que deja la falta de besos, no hay sed más cruel que la que nace cuando se muere el amor.

TUS BESOS SON EL ALIMENTO DE MI CORAZÓN
Y EL ELIXIR QUE DA SUSTENTO A MI ALMA.
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