jueves, 2 de marzo de 2017

IRINA AUSENTE

El viento soplaba con calma, un amante mimoso dejando caricias invisibles en el anverso de la memoria, un cúmulo de recuerdos arremolinados en las calles del tiempo, un suave aleteo de sentimientos que embarga de gozo las habitaciones vacías del corazón. Se dejó los besos en la mochila de la vida y partió de viaje desnuda, sin ataduras ni amores vacíos, sin volver la vista atrás ni derramar lágrimas por imposibles. El mundo le mostró la belleza escondida de unos labios inocentes, la locura que se esconde entre las sábanas calientes en una noche fría, la verdad que se escribe con los silencios más dulces. Paseó por la sonrisa de la inocencia tímida y escribió amores inolvidables en las avenidas de la felicidad, sació su sed en los labios de la diosa fortuna y bailó desnuda con el deseo lascivo. Jugó a juegos prohibidos, que en la intimidad son los más divertidos, borró la tristeza que dejan los sueños perdidos y escribió recuerdos tan hermosos que aún hoy adornan el silencio que acaricia sus anhelos rotos. La noche se hizo un patio de juegos, un paraíso donde descansar de los amores perdidos, una canción que se acurruca en el alma y deja sonidos que ponen banda sonora al olvido. El sabor de su recuerdo impregna los sentidos y da color  al gris de los días, al vacío que se crea en el alma cuando el amor se halla tan lejos que solo puedes soñarlo, al hambre que roe el deseo que no puede ser consumido. La ausencia se deshizo en una amalgama de momentos vividos, en un amor que habita en los albores del tiempo y se escribe con los besos más dulces, en una soledad que grita tu nombre y se aferra al calor de su cuerpo ausente.


TUS RECUERDOS ALIMENTAN LA SOLEDAD DE MI CORAZÓN

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