Dame
una sopita de lágrimas,
un
mendrugo de sonrisas austeras,
unos
cumplidos que laman mis venas,
un
mohín que acaricie mis penas.
Quiero
un plato de caricias maduras
con
guarnición de la diosa fortuna,
unas
migajas de amores ajenos
que
aderecen mis labios obscenos
Quiero
una ración de damas altivas,
con
cucharadas de mujeres lascivas,
un
trocito de pan de placebos
que
sacie mi hambre de besos.
Ponme
unos brotes de buenas razones,
una
ensalada de frescas pasiones,
no
quiero manchar mi pulcra tristeza
con
los ojos de la cruda belleza.
De
segundo: anhelos calientes
con
salsa de tiernos placeres,
una
copa de sabrosa lujuria
que
ahité mi insípida abulia.
Quiero
un festín de roces salados
sobre
un lecho de dulces halagos,
un
consomé de grata compañía
especiada
con caricias del día.
Quiero
una bacanal de promesas
aderezada
con especies de amor,
una
pizquita de exquisito perfume
que
acune mis apetitos esclavos.
Quiero
el manjar de tus labios
presentado
sin vinagre de agravios,
una
exquisitez de caricias veniales
presentadas
sin medias verdades.
Sirve
un helado de deseos candentes
con
sirope de mohines ardientes,
que mi
paladar sacie su hambre
de
sexo, caliente y amable.
De
postre: sexo sin prisa,
tu
lengua lamiendo mi risa,
el
aroma de tu cuerpo desnudo
inundado
mi recuerdo vacío.
No
quiero un amor en conserva,
quiero
una cena de deleites frugales
adornando
mis fantasías carnales,
que el
sabor de esta noche cautiva,
perdure
en mi boca toda una vida.