Te besé,
y la ternura se hizo fuego,
y el fuego engendró al sol,
tus labios sabían a vida
y tus manos olían a amor.
Te acaricié,
y la mujer se hizo sueño,
y el sueño se hizo mujer,
los días se hicieron noches
y las noches….. amanecer.
Te soñé,
gotitas de rocío en el alba,
un “te amo”, un atardecer,
una cascada de suspiros
enredados entre el placer.
Te deseé,
y el deseo se hizo cariño,
y el cariño torno en amor,
y tú fuiste, por siempre mía,
y el mundo fue de los dos.
Te amé,
en el albor de las caricias
tus ojos dibujaron mis manos,
tus labios saciaron mi sed
tu cuerpo colmo mi hambre,
y tu alma, desnudó mi ser.
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