sábado, 7 de diciembre de 2024

CUANDO TE ABRAZA LA TRISTEZA

     Escribo poemas con tu nombre, palabras que solo hablan de ti, versos que esconden tus sonrisas. Vivo exiliado al país de nunca jamás donde siempre seré ese niño del que nunca quise escapar. Ese niño del que tú te reías sin cesar, ese niño al que tú no parabas de regañar. Escribo historias de nunca acabar, frases que pasean por las habitaciones vacías como fantasmas sin alma que no te pueden encontrar, miradas sin rumbo que deambulan por los mares de la necesidad, una lágrima rebelde que escapa de mis ojos y recorre mi mejilla tras la estela de lo que pudo ser pero nunca será. Escribo besos en las páginas vacías de una vida rota, en los labios sin pudor de una juventud rebelde, en la inmaculada piel que mis manos nunca se atrevieron a tocar, en el sabor agridulce de las noches de sexo sin fin, en ese final de cuento que nunca tuvo un final feliz, en las rotondas de la melancolía donde aún me esperas desnuda, en las vaguadas de la tristeza donde poco a poco se perdió tu inocencia. Escribo para no llorar, para que nunca te pueda olvidar, para que cada letra huela a tu sonrisa, para que cada párrafo sea una dedicatoria a esas promesas rotas que juramos cumplir y que ahora yacen en los profundos silencios de los bares de copas, en las caderas sin nombre de las mujeres de paso que son copias de ti, en ese vaso vacío que una vez compartimos y ahora se muere de soledad en la inmensidad de una cocina vacía. Escribo lágrimas que se hacen versos cuando tocan el papel, cuando cierro los ojos y no te dejo de ver, cuando se cruza el deseo en mi camino pero no lleva escrito tu nombre, cuando miro por la ventana y el frío de tu ausencia me congela el alma. Escribo para que la pena no devore la poca alegría que me queda, para que las palabras me abracen y dejen escapar la melancolía, para que al recordarte nada más importe y siempre seas mía. Escribo para que nunca te vayas, para que siempre estés a mi lado, para que la distancia no importe, para que sepas, donde quiera que estés, que te recuerdo a diario, que nunca te has ido, que solo es necesario un suspiro para escribirte un poema, que tu ausencia solo es una herida que no cicatriza en la piel del tiempo, que nunca me he ido, que siempre te espero.


A QUIEN TIENE LA VALENTIA 
DE RENUNCIAR A SU VIDA
PARA VIVIR EN LA TUYA.
A QUIEN DESAFÍA A LA TRISTEZA
PARA VIVIR ATADA A LA ALEGRÍA.

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