Por los amigos ausentes, por todas las personas que quiero y no están a mi lado, por hacer siempre lo correcto aunque duela, por la vida que tengo y por la que no tengo pero desearía tener, por todo aquello que quiero pero no necesito, por los corazones rotos que he reparado y por los que se quedaron en el camino, espero que alguien los haya encontrado. Por los besos nunca dados y por todas las mujeres de las que me he enamorado. Por los bares de copas a los que nunca llegué a entrar y ahora cuando suena el silencio me hubiese gustado poder visitar, por las sonrisas que unas veces vienen sin llamar y otras veces se van sin despedirse, por las noches en vela que te acercan a la eternidad y por los días que nunca deberían terminar. Por las miradas que matan y por las que alguna que otra vez me salvaron la vida, por las pasiones no correspondidas y por los abrazos que curan la soledad, por las aventuras que nunca he vivido y siempre he querido empezar, por las lágrimas que nunca se debieron derramar y por las sonrisas que saben besar. Por el pasado que no puede regresar y por el futuro que nunca llegaré a alcanzar, por las canciones que pusieron bando sonora a mi juventud y que aún hoy cuando las escucho aceleran mi corazón, por el perdón que nunca pedí y que jamás acepté, por esos labios de fresa por los que me moría cada día, y por las lenguas viperinas que nunca lograron envenenarme con su saliva. Por una mirada que me lo dijo todo mientras pasaba de largo, por esas piernas interminables que siempre terminan entreabiertas en mi imaginación, por quien no te da nada pero tú lo querrías todo, por los amores en la barra de un bar y por las princesas que nunca podré besar. Por aquel sofá donde no existía la monotonía y los orgasmos corrían sin parar, por la famélica dama de ojos perdidos que yo no supe encontrar, por todos esos besos que me regaló sin pedir nada más hasta que un día me dijo "adiós, cuídate" y se perdió en los cruces de caminos de mi memoria. Por las camas deshechas y el pelo enredado, por la ropa interior femenina esparcida por el dormitorio como victimas lascivas de una batalla de sexo, por el sexo huérfano de amor, es el único que nunca duele, por las mujeres que solo quieren que alguien las bese y por los besos que solo quieren encontrar una mujer que los desee. Por aquella chiquilla que yo quería salvar pero nunca deseó ser salvada, por los amores imposibles que duran para siempre, por la ternura que te acaricia cada mañana y no te hace salir de la cama. Por los caricias que desnudan su belleza sin rubor y por la belleza que vive atada a la desnudez de mis manos, por ti y por mí, por todo lo que pudo ser y no fue, por ese corazón roto que nunca logré reparar.
miércoles, 19 de marzo de 2025
QUIERO BRINDAR
miércoles, 5 de marzo de 2025
CUENTOS INCONCLUSOS
La tristeza no puede durar para siempre, no puedo perder princesas a diario, ni vivir en la agonía de los finales infelices. No quiero ser un naufrago en el mar de la nostalgia, ni escribir poemas sin tener un corazón donde publicarlos. Quiero encontrar a Blancanieves y enamorarme de su madrastra, quiero que los cuentos que me cuentas se hagan realidad, que viaje allá donde solo los sueños pueden llegar. Escribir besos en la piel de mujeres de fuego y que mi corazón nunca se llegue a quemar, que mi mirada se pierda tras la estela de una sonrisa que pasa de largo, que mire como el mundo se derrumba a mi alrededor y nada me importe, que pueda sentarme en el monte del destino y ver como se consumen los amores prohibidos. La tristeza se marchará algún día, cogida de la mano que le tiende el destino, cansada de pasear por las avenidas vacías de un corazón roto, aburrida de atormentar los recuerdos. En algún momento y en algún lugar me encontraré con aquel niño que un día fui, con las palabras huidas que ahora me da miedo encontrar, con la reina de corazones que reina con desprecio en el país de las maravillas, con esa Alicia cansada que solo quiere regresar a casa. Me gustaría girar en una esquina del tiempo y encontrarme con aquella preciosa Caperucita Roja que le plantaba cara al lobo feroz, con la belleza serena que desafía al paso del tiempo y permanece incólume en los atrios del pasado, descansar del combate en ese lugar donde solo pueden descansar los auténticos guerreros. Quisiera blandir una espada ante una horda interminable de demonios dispuestos a desgarrar en mil jirones mi alma y esbozar una leve sonrisa mientras la muerte me mira a la cara. Quisiera besar de nuevo a aquella tímida Cenicienta que nunca pudo llegar a tiempo al baile y se quedó sin su príncipe azul, susurrarle al oído, muy bajito, que yo tengo su zapatito de cristal y lo guardaré por siempre jamás. A veces, cuando el mundo me deja soñar, cuando la melancolía da una tregua a mi angustia, cuando las ciudades se quedan vacías y el silencio es un viajero invisible que llega hasta los confines de la memoria recuerdo todos los cuentos que me solías contar, aquellos finales felices que escribías en el ocaso de los días, las palabras que nunca se fueron, las miradas que viven de okupas en los recuerdos. La tristeza se irá como esos nubarrones negros que dejan empapados de silencios los rincones del tiempo pero pasan alejados por eso viento frío que viene del norte y deja impolutos los rincones del desconsuelo. Busco mi dama y solo soy un vagabundo que se detiene en los confines del mundo a contemplar toda esa belleza que se marchita cuando la roza la desidia, cuando los fantasmas de la rutina hacen de tu vida un castillo inexpugnable, cuando basta una mirada para dar por finalizada una guerra. Me gustaría encontrarme con la diosa fortuna y jugar una partida de dados con ella, jugar a juegos prohibidos con el destino y despertarme una mañana y que tú estés a mi lado.