jueves, 10 de diciembre de 2015

VIAJE A LA TRISTEZA

No te escucho, no te siento, no percibo el perfume de tu aliento, y cuando me visita tu recuerdo mi corazón se estremece con el halo de tus sueños. Princesa ausente, corazón con alas que se aleja en el horizonte de la soledad y deja en el cielo de mi amor un rastro tenue de anhelos rotos. No son las palabras las que hieren, son los silencios que dibujan dudas y temores, que se aferran al corazón como fauces sedientas de besos carentes. Te persigo entre un mar alborotado de sentimientos urgentes que zozobran ante la magnitud de la distancia y el vaivén furioso de olas de tristeza que ahogan mi sonrisa. Desiertos de agonía donde los sentimientos se mueren por la sed de caricias inventadas que solo dejan un perfume vacuo que se impregna en la nada. Acantilados de olvido por donde se despeñan los amantes heridos, lugares oscuros donde se esconden las lágrimas para que la pena nunca pueda encontrarlas. Las ausencias se visten con el traje de gala de la costumbre y la belleza de tu sonrisa se disipa entre un bosque caduco de melancolías perennes. No hay remedio contra el destino, no se puede pelear a diario por preservar sueños inalcanzables y dibujar sonrisas en el rostro de la amargura. Procesión solemne de carencias que envuelven el raído manto de la devoción y acaban dejando un sabor amargo a desilusión acerba. Vestigios de pasiones colosales que han sido vencidas por las incansables batallas del tiempo. Miradas marchitas que alimentan la desdicha y manchan de dudas al deseo que suplica unos míseros besos. No te escucho, no te siento, y mi vida sin ti es una jauría de lamentos.


HAY BESOS TRISTES QUE ENSUCIAN LOS LABIOS
CON EL SABOR AGRIO DE LA MELANCOLÍA.

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