Viajar al mundo de lo sueños es rozar la felicidad con los finos dedos de la memoria y conversar un ratito con los momentos más bellos que han dibujado el camino de la vida. A veces, en la noche más profunda, cuando la oscuridad es una dama que acaricia el silencio y viste de soledad los rincones de la memoria puedes no cerrar los ojos y hacer el amor con la dulzura que recubren los recuerdos. Es el momento íntimo para abrazar a quienes ya no están pero pasean por los jardines de la evocación y dejan un tenue perfume a historia sin final en las entrañas, cuando puedes bañarte en la sonrisa de los que se fueron, un día de tu lado. pero nunca abandonaron tu corazón. Es el momento para dejar que la melancolía se haga caricias y roce la necesidad con la lengua tibia y dulce de la fantasía. Puedes cerrar los ojos aunque no sea necesario y dejarte llevar por el halo inmaculado de palabras perdidas que encuentran consuelo en los rincones del alma que nunca olvida, puedes sentir como el roce de esa mano antigua se hace presente y deja su huella en la tristeza de una piel que añora su tacto, puedes liberar tu sonrisa de las cadenas que la atan al pasado, y por unos instantes, permitir que su recuerdo te haga cosquillas en lo más íntimo del pensamiento. Que bonito es soñar y que triste es despertar y saber que ya no están, que por mucho que los busques solo puedes hallar su recuerdo en las habitaciones vacías y su presencia en los objetos donde dejaron intacto su cariño. Quiero soñar, cada noche, cada día, quiero que nunca se vayan de mi lado, que el tiempo no venza su risa, que la vejez no sea el final del camino y que sus besos no sean heridas en lo más hondo de mi ser. La noche es un corto viaje donde solo puedo agarrarme a su mano y dejarles una devoción que pervive aún en los albores de la muerte, un cuarto oscuro donde resuena su voz y aún puedo decirles mirando a sus ojos que no los olvido y que no renuncio a su amor. Necesito soñar para sentir el calor de sus besos, la alegría que solo pueden dar quienes te quieren de forma incondicional, los gestos que quedan grabados para siempre en la piel del corazón. Sueño, y cuando sueño viven de nuevo en los páramos de mi soledad y la vida se tiñe de ese perfume que solo existe en el regazo de quien te dejo su amor por toda la eternidad.

QUIENES TE AMAN DE VERDAD NUNCA SE VAN
SE QUEDAN EN TU CORAZÓN PARA QUE LOS PUEDAS SOÑAR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario