miércoles, 21 de diciembre de 2016

NADA ES LO MISMO Y TODO ES IGUAL

Nada es lo mismo y todo es igual. Tu sonrisa desperezándose cada mañana, el sol reflejado en el verde oliva de tus ojos, los besos en el desayuno y los silencios que se escriben con el calor de tus manos. El amor que florece cada día y la felicidad que nunca se acaba, la risa que se paseaba desnuda por las habitaciones y los suspiros que aún aletean en el infinito de la memoria. Esa mirada que se quedó grabada en las páginas del alma y las caricias que aún están esparcidos por la cama, las mañanas de invierno donde te acurrucabas en mi cuerpo y las noches de verano cuando la luna nos abrazaba con los brazos invisibles del deseo. Nada es lo mismo y todo es igual, la soledad compartida siempre es menos soledad, la espera no es tan larga cuando el tiempo se mide en latidos del corazón, los recuerdos son más dulces cuando aletean en el espacio infinito de amores sin dueño que solo desean unos labios donde posar su nostalgia. El olor a café impregnando los resquicios de nuestro hogar, las tostadas recien hechas dejando un aroma a cariño en la mesa, el sabor del chocolate caliente inundando el paladar de una tierna dulzura. Todo es igual y nada ha cambiado cuando son tus besos los que juegan con mis labios cada mañana, cuando velo tu sueño en el sofá mientras tu pelo me hace cosquillas en el rostro, cuando se hace el silencio y son los latidos de tu corazón los que me hablan. El tiempo no existe cuando el amor te alimenta a diario, cuando una sonrisa basta para curar las más cruda tristeza, cuando una caricia es todo lo que necesitas en el mundo.


NADA ES IGUAL CUANDO ME VISITA LA SOLEDAD
Y TODO ES LO MISMO CUANDO REGRESAS AL HOGAR.

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