viernes, 2 de diciembre de 2016

SERENATA MODERNA

A las rubias de bote
que prenden lenguas de fuego
en el placer de sus escotes.

A los políticos de farándula
que crean ilusiones fingidas
de la más trágica nada.

A las divas de otros
           que beben de la ingenuidad           
entre retoques de botox.

A las mujeres de amor sibilino
que con besos de alquiler
juegan a dados con el destino.

A las rusas de corazón frío
que con cuerpos esculturales
crean glosarios de amores fatales.

A las estrellas del porno
         que disfrutan de sexo lascivo         
entre las entrañas del morbo.

A los amigos de saldo
que predican la falsa lealtad
desde el púlpito de la amistad.

A las amas de casa abnegadas
altezas privadas de un reino
que vagan por la soledad.

A las noches en vela
que dibujan amores eternos
en las frías salas de la espera.

A las princesas sin cuento
que presas de la falacia
       ofrecen pulcros ungüentos.     

A los culitos respingones
que en su tierna juventud
elevaron viriles pasiones.

A los mirones atrevidos
que por los ojos de otros
              viven orgasmos prohibidos.            

A las groupies modernas
que con sus falditas de seda
perpetúan pasiones eternas.

A las diosas de las pasarelas
que esconden piropos obscenos
          tras el vaivén de sus caderas.        

A las maduritas cachondas
que ofrecen noches abiertas
en la sección: saldos y ofertas.

A los magos de las finanzas
que con su economía creativa
se alimentan de la esperanza.

A los gurús de la imagen
que venden pociones geniales;
ni alivian ni sanan los males.

A los siervos de Dios
        que en el cielo del ostracismo        
predican el falso catecismo.

A los finales felices
que se lamen las heridas
           porque no comieron perdices.         

A la adolescente atrevida
que me enseño la verdad,
al perfume de su triste mirada
que me ofreció… la eternidad.

A la muerte certera
que persigue mis pasos,
a las caricias de seda
que lamieron mi ocaso.

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