TE AMO PORQUE TIENES LA CAPACIDAD DE HACER REALIDAD LOS SUEÑOS
martes, 9 de enero de 2018
DELGADITA (A Gabriel García Márquez)
Me gustas delgadita, como una palabra en la inmensidad del silencio, como un verso desnudo de poesía, como la soledad mecida por el paso de las horas. Me gustas delgadita, como una gota de rocío tiritando ante el frío de la mañana, como el deseo nadando en el mar de la lujuria, como la tristeza que llora de alegría. Me gustas delgatita, como la mirada que se pierde en la distancia, como la caricia que nunca pudo convertirse en pasión exacerbada, como la sonrisa que se muere de pena. Me gustas delgadita, como una flor acariciada por la brisa benévola, como el estoico faro que desafía a la tormenta desatada, como el junco que planta cara al vendaval. Me gustas delgadita, como la sombra que juega con la luz, como las manos delicadas que esculpen maravillas, como la música que se recuesta en los oídos. Me gustas delgadita, como el suspiro que se acomoda en la memoria, como las princesas que habitan en los cuentos, como las piernas que caminan por los sueños. Me gustas delgadita, como la ñina que espera paciente su regalo, como la ninfa que solo habita en la imaginación de los poetas, como la doncella que vive atada a la dulzura de la espera. Me gustas delgadita, como los sentimientos no correspondidos que se alimentan de paciencia, como la inocencia que no entiende de rencores, como el corazón que se acelera cuando encuentra un pedacito de cariño. Me gustas delgadita, como el horizonte que se besa con el cielo, como una bandera solitaria mecida por el viento huracanado, como el amor huérfano de enamorados. Me gustas delgadita, como el invierno que se viste con el manto inmaculado de la nieve, como el beso que no encuentra unos labios donde posar el calor de su dulzura, como la noche que pasa despacio y deja el perfume de tu nombre. Me gustas delgadita, como esa estrella solitaria que adorna el firmamento, como la pasión abandonada en un cruce de caminos, como esa mano que busca consuelo en el vacío de la ausencia. Me gustas delgadita, risueña, como una golondrina dibujando cabriolas en la nada azul, como la esposa que ama a su marido, como la mujer que amo y alimenta con sus locuras mi desbordada fantasía.
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