LA SOLEDAD NO ES ESTAR PRIVADO DE COMPAÑÍA
martes, 31 de julio de 2018
AMORES DE SALDO
Me perdí en el horizonte lejano de tu nostalgia, en el mar negro de los sueños rotos, en el desierto de una soledad que parecía infinita. Me perdí en las costas de cuerpos perfectos y sonrisas artificiales, en los bosques de miradas atrevidas y caricias robadas, en los días que pasan de largo y dejan un sabor amargo a tristeza. Me perdí en los dormitorios de mujeres sin nombre y amores sin dueño, en las marismas hechas de lágrimas sentidas y promesas rotas, en corazones tan negros que exhalaban un frío que hacía tiritar al deseo. Me perdí en las tormentas de besos que dejan una carencia perpetua en los labios, en los páramos de caricias vacías que crean un poso de parca melancolía en el recuerdo, en las miradas atrevidas que no se atreven a nada. Me perdí en en la edulcorada banalidad de amores de saldo que bostezaban en los probadores de la necesidad y se autocomplacían en los espejos de la belleza caduca, en la fragancia que deja un recuerdo al que te aferras para no morirte de olvido, en la caderas de princesas preciosas que nunca llegaron a conocer el amor. Me perdí en unos pechos perfectos que hacían de mis sueños poemas erectos, en el infinito de unas piernas tan largas que nunca pude probar el elixir que manaba de su excelsa gracia, en el vacío que deja el cariño cuando las palabras lo matan. Me perdí en los paraísos prohibidos que nacen de los placeres más íntimos, en la lujuria que te deja exhausto y te roba la vida, en los labios que regalan orgasmos con tan solo besarlos. Me perdí porque nunca quise volver a encontrarte, porque tus besos sabían a sangre, porque no basta una sola vida para poder olvidarte.
miércoles, 25 de julio de 2018
PRECES
La amé,
sus ojos dibujando
azules
prendidos en el
triste neceser
de mis humildes
labios rotos.
La amé,
su pelo soñando
cascadas
de tibias aguas
doradas
bañando mi ansia
desnuda.
La amé,
en las curvas del
camino
vagabundo de sus
encantos
abrigando mis
noches lacias.
La amé,
tenía que amar su
silencio,
el rubor de sus
torpes manos
rozando mi
intimidad virgen.
La amé,
sin razones ni
propósitos,
el olor de su sexo
húmedo
visitando mi
corazón seco.
La amé,
las arrugas presas
del tiempo,
manchaban los
rincones de su rostro,
atadas a lágrimas
huérfanas.
La amé,
como no iba a amar
su sonrisa,
una pirata de
momentos tiernos
abordando mis
deseos carnales.
La amé,
un axioma de
tristes postulados
escritos sobre
páginas garabateadas
en el cuaderno del
amor eterno.
La amé,
si, la amé, sin
dudas razonables,
trazos de saliva
en su cuerpo
caminos de placer
imaginarios.
La amé,
no por todo
aquello que me dio,
por el calor de su
cuerpo herido
que un día, como
hoy, me abrigó.
La amé,
en los recovecos
del pasado,
una diminuta
muñeca sin ropa
vistiendo mi
cuerpo expoliado.
La amé,
en algún lugar ya
olvidado
fui preso de sus
besos robados
mártir de sus
palabras vacuas.
La amé,
y me pregunto el
porqué,
me robó mi cálida
inocencia
peregrino del
calor de sus caderas.
La amé,
que funesto
despertar sin ella,
las sábanas saben
a nostalgia,
al perfume de sus
abrazos rotos.
La amé,
un camino de
miguitas dulces
perdidas en las
habitaciones frías,
un desvío de
placeres sin aviso.
La amé,
y aún la amo, en
algún lugar,
sus besos bostezan
sin dueño
aburridos de
amores eternos.
La amé,
la canción hecha
con las notas
del vaivén de sus
caderas
musitando un
placer edulcorado.
La amé,
aún conservo el
aroma de sus ojos
entre los huecos
de su ausencia
prendida con las
hebras del deseo.
La amo,
ya no necesito sus
caricias falsas
sus noches de
lujuria inventada,
el rumor de sus
dedos fríos
vagando en el
ayuno de mi cuerpo
pero Dios, ¡ como
la amo!.
miércoles, 18 de julio de 2018
PERFUME DE AMOR
Te besé,
y la ternura se hizo fuego,
y el fuego engendró al sol,
tus labios sabían a vida
y tus manos olían a amor.
Te acaricié,
y la mujer se hizo sueño,
y el sueño se hizo mujer,
los días se hicieron noches
y las noches….. amanecer.
Te soñé,
gotitas de rocío en el alba,
un “te amo”, un atardecer,
una cascada de suspiros
enredados entre el placer.
Te deseé,
y el deseo se hizo cariño,
y el cariño torno en amor,
y tú fuiste, por siempre mía,
y el mundo fue de los dos.
Te amé,
en el albor de las caricias
tus ojos dibujaron mis manos,
tus labios saciaron mi sed
tu cuerpo colmo mi hambre,
y tu alma, desnudó mi ser.
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