miércoles, 18 de septiembre de 2019

Si la muerte me visita en las tristes noches de invierno no quiero plañideras que dibujen cánticos húmedos hechos de olvido, ni recuerdos áridos donde enjuagar las penas caducas. Dejad que me vaya con ella, que el silencio sea una orgía de risas, que las palabras se hagan caricias y que la noche se tiña con la belleza de todo lo que hice en la vida.
Te busco y no te encuentro, sé donde estás, solo he de cerrar los ojos y te puedo encontrar, en las páginas de un libro que una vez me regalaste por nuestra amistad, en aquella vieja fotografía de una juventud sin final, en una simple palabra que se hace cariño en la memoria. El mundo es un poco más sórdido, más trágico, más inhumano sin ti, sin tu risa bailando en las estanterías de un pasado que ha perdido el futuro, de un presente raído que masculla poemas hechos de ausencias.