viernes, 15 de mayo de 2020

TABERNAS

Manos cóncavas,
preludio de hambres arcaicas,
solemne procesión de gestos gastados
pobreza escrita en los ojos.

Rostros enmohecidos,
sonatas lúgubres en el alma,
súplicas paridas desde el silencio
penurias esculpidas en la piel.

Esperanzas pétreas,
partos estériles de arena infinita,
bocas áridas que se mueren de sed
labios rotos por la necesidad.

Esparto y miseria,
sudor ungiendo frentes vetustas,
anhelos esculpidos por la tristeza
campos abrazados a la carencia.

Miradas insondables,
parajes rotos por las lágrimas,
un cielo que obra milagros     
en la vagina de una tierra vetusta.

Paisajes angostos,
heridas escritas en la tierra seca,
cicatrices que dan forma a la belleza
cárcavas horadando la eternidad.

Ramblas peregrinas,
gigantes de presencia imponente,
mascullando tormentas etéreas
pena tallada por el tiempo infinito.

Oraciones guturales,
entonadas por gargantas opacas,
desierto escrito con tinta de luz
embrujo que mana de la soledad.

Mi pueblo, mi tierra,
un poema hecho de arena,
un manantial de dulces recuerdos,
unas calles que parecen ajenas
donde aún, corretea mi infancia.





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