miércoles, 24 de marzo de 2021

RETRATO DE LA SOLEDAD

  La peor soledad es la que sientes cuando tienes compañía, la que miras a los ojos y comprendes que tu alma está vacía. Siento como el tiempo se desliza entre las hebras de lo cotidiano, como los días se mueren despacio pero la vida pasa deprisa, que no necesito a nadie, pero hay momentos en los que me gustaría sentir el calor que se desprende de una mano amiga. Sonidos apagados de cariños que habitan el pasado, recuerdos que se hallan grabados en la coraza de la soledad y que se baten a duelo con la tristeza en desafíos sin tregua. Palabras esculpidas con las manos en lienzos donde solo habita la más humilde de las melancolías, sonrisas que corretean desnudas por los parajes desolados de unos ojos que se fugaron con un sinfín de miradas lascivas, caricias escritas con pluma y papel en el anverso del crudo olvido. Hay lugares a los que nunca podré regresar, amigos a los que nunca podré volver a abrazar y amores que solo se quedaron a vivir conmigo lo que dura un suspiro en el perfil de unos labios húmedos. El placer de diario que se fue una mañana y me dejó atado a los sueños que pasean por mi ventana, el perfume de la alegría que se quedó impregnada en mi tristeza y exhibe su exquisita dulzura con un halo apenas perceptible en el aciago devenir de días grises. La peor soledad es la que se incrusta entre los pliegues de la memoria y crea heridas que nunca se curan porque no hay cura posible cuando todos aquellos a quienes amas se han ido, cuando busca el calor de una mirada y solo encuentras un horrible vacío, cuando un beso perdido es el único refugio donde habita el cariño. 
  Las calles vacías, los corazones helados, un rostro manchado por la nostalgia del pasado, una mirada perdida, unos labios prohibidos, un rostro desdibujado por la pena, el pasado que nuca se olvida, los seres queridos que se quedaron por el camino, las lágrimas que escriben homenajes sentidos, todo ello compone un retrato de una soledad que se escribe en el diario de mi alma, un poemario de versos vacíos y palabras lánguidas que vagan perdidas por los eriales de la memoria.


MI SOLEDAD ESTÁ ESCRITA EN LA VIDA DE MIS SERES QUERIDOS
EN LOS CORAZONES QUE HAN DADO SENTIDO  A MI MUNDO,
PERO QUE HOY HACEN DE SU AUSENCIA UN CALVARIO
POR DONDE MIS RECUERDOS PASEAN A DIARIO.


martes, 16 de marzo de 2021

MI ADOLESCENCIA

Un trozo de papel garabateado, una mesa llena de arañazos, una habitación devorada por el tiempo, un corazón desmadejado y una sonrisa difuminada, tan solo eso queda  de mi adolescencia; retazos borrosos de momentos mágicos, rostros arrugados que dan forma al cariño, palabras preciosas que ponen un sonido inaudible a mi corazón gastado. El tiempo pasa y va dejando una amalgama de imágenes que visten mis recuerdos desnudos, un paseo distraído por las avenidas de la melancolía, un deambular caótico entre una marabunta de sonrisas difusas y cariños perpetuos. Una clase manchada con la tinta de frases obscenas y corazones inacabados, aquella chica morena que perseguía con la mirada, esa sonrisa desgastada que, aún hoy, pone una pizca de felicidad en mi vida. Las noches de estudio donde nació mi poesía, los amigos que se fueron para no regresar, los paseos desde el internado hasta aquella desvencijada tienda de chuches donde escribíamos tertulias insípidas sobre temas banales, donde el mundo se reducía a un croissant de chocolate y una mirada amable. Los partidos de baloncesto donde una viga en el techo era una canasta inventada, donde bastaba una palabra para perdonar las afrentas, donde nacieron amistades que se hicieron eternas. Aquel profesor que me enseñó a besar con palabras, la profesora de física que despertaba amores imposibles mientras escribía teoremas en la pizarra, las habitaciones manchadas de sueños donde se despedía la infancia. Han pasado tantos años, pero siempre parece que fue ayer, siempre que puedo dejo que mi mente se escape a lugares donde solo importaba el momento y no había un mañana, a las tardes de verano tintadas de rojo y un colegio donde las batallas se libraban con un balón en la mano, donde las amistades se forjaban en el campo de juego y las noches se escribían en la glorieta de un pueblo pequeño, en los muretes de mármol de veranos que parecían infinitos.
El primer amor que se quedó enredado entre mis entrañas, esos ojos marrones y esa figura delgada, esa sonrisa perenne que aún me saluda cada mañana, nunca pude olvidarla. Ese internado donde lo aprendí todo y me fui dejando mi alma, los lugares que me hicieron feliz y a los que nunca podré regresar, aquel primer beso que ya nunca más volví a dar. Esa amiga que se marchó sin despedirse, aún hoy cuando me visita la tristeza me abrazo a su risa, cuando me siento solo es su recuerdo el que me hace compañía. El amor incondicional que lo da todo y no pide nada, aquella preciosa colegiala que en el silencio de un gimnasio me confeso que me amaba. Mi adolescencia se fue una mañana, me desperté y ya no estaba, partió de viaje enseguida y se llevó consigo toda una vida, pero cuando cierro los ojos y me pongo a soñar es su rostro jovial el que hace de mi mundo un compendio sobre la felicidad.


MI ADOLESCENCIA SE LA LLEVÓ AQUELLA CHICA MORENA
QUE CADA MAÑANA ME BESABA CON LA MIRADA.


martes, 9 de marzo de 2021

PALABRAS ROTAS

 Perdí mi poesía, no sé dónde ni sé cuándo, solo sé que mis versos ya no acomodan su belleza en los pliegues de mis labios, que las palabras han perdido el ímpetu arrollador que derramaban sobre un papel inmaculado, que los poemas ya no corren desbocados por mi ser, que el silencio reina donde antes los vocablos desnudaban cuerpos de mujer. Perdí mi poesía aquel día que unos ojos dejaron de besarme y esos besos emigraron a otros corazones en los que querían volver a florecer, una tarde nublada donde la lluvia era un manto de lágrimas contenidas en un cielo que mis manos jamás volverían a tocar, en las curvas del camino donde mueren de inanición los deseos abandonados. Busco las palabras en la vida como un vagabundo busca los restos de sus anhelos entre la basura que dejan las doncellas haitadas de agasajos, como el mar busca los sonidos entre el rumor de las olas que lo mecen, como la mirada de un niño que reparte al mundo todo su cariño. Perdí mi poesía en los campos de batalla donde los amores rotos solo se alimentan de desgracias, en las calles vacías donde el amor se vende a plazos por las esquinas, en el viento frío que me ha helado hasta el alma. Perdí cada una de mis palabras en las habitaciones oscuras donde el deseo no se desnuda por miedo a perder su belleza, en las camas deshechas donde las sábanas arrugadas esconden besos fingidos, en los cuerpos de mujeres que nunca supieron componer con su pasión un glosario de lascivia. Perdí el don de engendrar versos en las matrices vetustas de sueños robados por la melancolía, en los labios resecos de pasiones tan frías que apagaban el fuego, en algún corazón tan hermoso que su solo recuerdo da forma a una opaca tristeza. Perdí mi poesía entre las manos gastadas que me retiraron el placer de sus caricias, entre los amaneceres tullidos donde solo me encontraba una cama vacía, entre las sonrisas inocentes que desprendían un perfume a cariño. Pero a veces, cuando la vida se para un momento en los ojos de un placer que se diluye sin prisa en el fondo de mis pupilas siento el deseo irrefrenable de conservar ese instante con un mohín de palabras que escriben poesía con la mirada.


HAY MOMENTOS EN LOS QUE LA POESÍA NO SE ESCRIBE
SOLO ES UN TENUE SUEÑO QUE HABITA EN EL ALMA.

jueves, 4 de marzo de 2021

CORAZÓN HUIDO

Asió sus arterias y venas
sus válvulas, tricúspide y mistral,
se despidió de sus penas
sin volver la vista atrás.

Se marchó un día de viaje
cogió sus quimeras de papel
sacó el apego del garaje
y partió tras su luna de hiel,
abandonó un amor de cocina
los slips allá en el bidet
tomó los deseos del joyero
y el cariñó que tuvo una vez,
dejó vacío un tímido pecho
que tenía en alquiler
por una mansión en la tristeza
y unos recuerdos del ayer.
Hoy va a caros gimnasios,
ocho veces al mes,
cena en restaurantes de lujo
y paga con American Express,
ya no echa de menos los besos
que poblaban todo su ser,
ni las cálidas manos desnudas
de aquella escuálida mujer.
Huyó de un amor de diario,
que le hacía bostezar,
cambio el sexo con amor
por un ático en New York,
alterna en los clubs de moda
va a pasarelas allá en Milán,
ya no compone tiernas odas
en una mísera habitación,
ahora persigue bellas modelos
y princesas sin corazón.
Compra los deseos en Cristian Dior
viste trajes exclusivos de Valentino,
que le molan un montón,
dejó los perfumes de mercadillo
en las salas de la eterna devoción;
pero en su suite del Hilton
sin que nadie lo pueda escuchar
llora en estricto silencio
amores que solo puede soñar,
porque un día partió de viaje
para nunca más regresar,
porque cuando el amor se olvida
nadie puede saber dónde se va.

Añora aquel pecho vacío
del que huyó sin pensar,
que la felicidad es de diario
y el dinero no la puede comprar,
que hay amores mendigos 
que jamás has de traicionar.