Puedo prescindir de todo en esta vida menos de tus besos. Ellos me dan calor cuando tengo frío, esperanza cuando me acosa el desaliento, alegría cuando la tristeza me persigue por los rincones del desencanto, compañía cuando la distancia se hace soledad y tu presencia se difumina en los recuerdos. Puedo prescindir de todo en este mundo menos del placer de tus caricias. Ellas recorren el olvido y se hacen sueños cuando tocan la desnudez de mi cuerpo, se hacen cálidas promesas en tus labios y juegan a deseos con mi alma, se esconden entre mi felicidad y dejan una huella indeleble en mi corazón. Puedo prescindir de todo en esta vida menos del sabor de tus sonrisas. Ellas me guían para escapar de las garras de la melancolía, son bálsamo que cura las abyectas heridas del pasado, un suave rumor de promesas que anidan en la espera. Puedo prescindir de todo en este mundo menos del rumor de tus miradas. Ellas dibujan anhelos en lo más hondo de mi ser, se aferran a mis entrañas como guirnaldas que engalanan la esperanza, construyen la belleza que deleita el pensamiento, esbozan los más tiernos sentimientos. Puedo prescindir de todo en esta vida menos de ti. Haces de los días una sinfonía de caricias, de las noches un manantial de besos, de la nada construyes mil sonrisas y tus miradas son poemas escritos en el pergamino de la dicha.

EL MUNDO ESTA HECHO DE TI
DE LA FELICIDAD QUE VIVE EN TUS ENCANTOS
DE LA DULZURA QUE HABITA TUS SENTIDOS
DEL AMOR QUE DESPRENDE TU CORAZÓN.
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