miércoles, 29 de agosto de 2012

ANTAGÓNICO

Pequeña,
un soplo tibio
rozando el olvido.
Dulce,
un placer pasajero
prendido en el paladar.
Mimosa,
un torrente de deleite
bañando mi desnudez.
Caliente,
un sorbo de poemas
enredado en mi piel.
Callada,
una balada muda
de quejidos sordos.
Plácida,
un rumor de sábanas
acariciando el silencio.
Eterna,
un verso sin labios
escrito en el tiempo.
Hermosa,
un manantial de lujuria
bebiendo de la pasión rota.
Melosa,
un batir de manos
posadas en el deseo.
Cálida,
un destello de luz
palpando sonrisas.
Etérea,
un suspiro errante
caduco en los labios.
Piadosa,
un manantial de besos
enroscados en el misterio.
Serena,
un mar en calma
rompiendo en mi alma.

Angustia y consuelo,
el ángel que me eleva
hasta las puertas del cielo,
furia y quietud,
el cáliz donde reposan
los efluvios de tu virtud.



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