Las
palabras se me hacen infinitas,
yo, escribía
soliloquios marchitos
deshilachados
corderillos de algodón
preñados
de espumas doradas,
yo,
manejaba la pluma escarlata
desvelando
ancestrales caminos
colmando
un mundo de sombras
cuajados
de fríos destinos.
Yo,
colmaba pasiones celestes,
navegando
cual ardientes veleros
sobre
mares de versos sagrados
que
dibujaban, amores pasados.
Yo, fui
diseñador de colores
progenitor
de ambiguos amores,
bebedor de
sabrosas canciones
derramadas
sobre sueños eróticos.
Los
tiempos pasados murieron,
presos de
angustia marchita,
cuajados
de mustios recuerdos,
colmados
de frases preciosas
ahogados
en mujeres hermosas.
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