domingo, 19 de agosto de 2012
AUSENCIA
Se perdió entre los huecos de mis dedos. Su amor fluyó como un río de sentimientos horadando mis esperanzas vacías. Se fue un atardecer, escapó como un suspiro de unos labios huérfanos de besos y su imagen se hizo eterna en las estancias de mi espera. El silencio se acomoda entre las horas, paladea el tiempo y se acurruca entre mis pensamientos, como un tímido cachorro de melancolía que ladra a las puertas del olvido. Busco entre la oscuridad de su ausencia el perfume amargo de sus ojos, azules, eternos, deliciosos. Solo halló el páramo yermo de la nostalgia untando de colores ocres mi fantasía. El aroma a caricias caducas de sus manos ausentes prometiendo una felicidad hurtada al destino. Se fue y solo me dejó su hueco caliente entre las sábanas frías. Un rumor de palabras deliciosas vistiendo una soledad que se muere de pena, una procesión de momentos lascivos que gritan presos del tiempo, un desierto de placeres que malviven en las estancias del pasado. Hay heridas que nunca se cierran, heridas de amor por las que se desangran los sueños y te dejan vacío, heridas por las que escapan todos los besos perdidos, heridas que no matan pero te hacen sufrir con delirios eternos. Mi amor es un vagabundo que se alimenta de excesos, que camina famélico entre los escombros de amores ajenos, que viste los harapos que deja la tristeza del tiempo robado. Cierro los ojos mientras la soledad bebe mis últimos sentimientos y me acurruco entre el frío que deja la indiferencia de un corazón colmado de miedos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario