lunes, 9 de noviembre de 2015

No hay algoritmos para el amor, ni formulas matemáticas para el cariño. La felicidad es un teorema no demostrado de momentos, de besos, de caricias y de sueños. En el amor reina un precioso caos que provocan las pasiones desbocadas que postulan sentimientos aleatorios y que traen el orden natural a dos corazones enamorados.

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