Las hebras del destino a veces se enredan y construyen vidas preciosas que se consumen al calor de corazones románticos. Cálidas promesas que visten el tiempo de dulces necesidades y aromáticas esperanzas, palabras que se hacen caricias en las oquedades de cuerpos calientes. El amor se despoja del miedo y cogidos de la mano pasean juntos por delicados parajes de besos prohibidos. Sueños que tocan la realidad con los delgados dedos del silencio y dejan huellas diminutas de fantasía en el alma. Arco iris de sentimientos perennes que crean un rastro perfumado de lágrimas solitarias en un cielo de miradas hambrientas. La soledad corre perdida cuando tus besos se posan en los tímidos labios de un deseo que nace en mi alma pero bebe del placer que mana de ese manantial que es tu cuerpo desnudo. Mis ojos se cierran y mi pensamiento vuela por paraísos hechos con la suave tela de los recuerdos, un desfile de momentos etéreos que perfuman tu ausencia con la esencia que dejaron tus besos. Eres la belleza serena que alimenta el paso del tiempo, la luz que aleja la oscuridad que aborda mis miedos, el calor que se hace fuego cuando la espera se transforma en sexo eterno. La distancia se hace añicos cuando tu cuerpo se aferra al mío y el lecho es un lienzo vacío donde se dibujan un collage de deliciosos excesos. Vivimos de encuentros fugaces que dejan un halo indeleble de felicidad en la coraza del recuerdo, de miradas que hablan deprisa y no esconden nada, de silencios impuestos que gritan un deseo perpetuo. Porque cada vez que te vas mi corazón se muere de la más oscura soledad y cada vez que regresas la vida es un jardín donde florecen las flores de la felicidad.

CUANDO LOS SUEÑOS SE HACEN REALIDAD
CUANDO TU AMOR FIRMA LA FELICIDAD.
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