sábado, 22 de noviembre de 2014

El tiempo nos despoja de lealtades y de amigos, pero nos trae aires nuevos con sonrisas que llenan el vacío. Hay amistades que duran para siempre, que se quedan a vivir en el corazón y nada ni nadie puede expulsarlas de ahí. Hay personas que en los momentos más tristes de tu vida acuden a tu lado solo para dejarte su sonrisa o acompañarte en tu llanto. A todos ellos, hoy, quiero darles un pedacito de mi corazón porque les pertenece. Mi corazón que hoy late por Irina, pero que una vez, no hace mucho, casi muere de tristeza, vive gracias a todas las sonrisas que me han acariciado, a todos los abrazos que han ido pasando por los días, a la felicidad que me han dado poco a poco. El camino recorrido hasta aquí es gracias a todos ellos, y mi amor que hoy brilla como el sol nació de la lealtad de sus sonrisas y del perfume de cada una de sus palabras que acompañaron mi duelo.

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