martes, 31 de mayo de 2016

EL AMOR QUE HABITA EN EL RECUERDO

Te busco en el paso de los días huérfanos de tus caricias, en el recuerdo dulce de tu sonrisa, en la memoria lasciva de tus besos. Te busco en la soledad que dejó el perfume de tu partida, en los rincones que guardan las imágenes de nuestro amor, en la tierna melancolía que mancha la ausencia y alimenta el deseo. Paseo por el jardín que forman tus recuerdos, por los paraísos que dejó tu cuerpo desnudo en mi cama abandonada, por el vergel de recuerdos que se enroscan en mi alma atormentada. Habito tu destierro, condenado a evocar bosquejos difuminados de tus abrazos que dejan surcos de felicidad en la intimidad de mi regazo. Palabras perdidas entre las sábanas del cariño que aún huelen a tu cuerpo húmedo. Hojas desgajadas del tiempo que se marchitan en una alcoba mustia donde los suspiros aún perduran en el aire que meció tu pecho, duendes traviesos que se ríen del silencio y me hacen cosquillas en el corazón. Corceles de sentimientos que galopan por el frenesí de la distancia y atropellan la voluntad de mis sentidos. Caminata larga por la vereda escarpada de unos labios ausentes que me llevan hasta la belleza silenciosa de tu alma. El amor habita en cada fibra de mi cuerpo, en el aliento que escapa de mis labios cuando tu nombre pasea por mi memoria, en las miradas perdidas que viven prendidas de tus deliciosas sonrisas. Zarpó el barco de tu amor entre la bruma que desprende la tristeza, te vi partir como la inocencia que se hace mayor y se despide de la infancia, me dejaste en el muelle, arropado por el frío de un silencio que se hizo despedida, pero me dejaste un amor que habita para siempre en mi recuerdo.


NO HAY DISTANCIAS PARA EL CORAZÓN
CUANDO SE ALIMENTA DE LOS RECUERDOS DEL AMOR.

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