La locura sería no amarte, no pasear por el escaparate que exhibe tu belleza. El pecado sería no perderme entre tus besos, no morir por el don de tus caricias. La tristeza sería olvidar que una vez tu amor pintaba con sonrisas mi deseo, guardar en el baúl de los recuerdos aquellos momentos que fueron infinitos. Mi pensamiento te visita a diario, tú no lo ves, pero cada noche deja en tu almohada un susurro que recorre cada fibra de tu ser. La poesía se escribe con tu risa, la felicidad se dibuja con las curvas de tu cuerpo, el placer se esconde en las miradas furtivas que regalan tus promesas. La condena sería privarme de tus labios, olvidar, que una vez, el silencio se rompía cuando tus sueños me besaban. Sentarme derrotado y no perseguir la estela que dejaron tus abrazos. La tragedia sería que la distancia mancillase con la tinta del olvido la tela donde se pintó todo tu cariño. Ser abatido por las negras garras del desaliento y darme, para siempre, por vencido. La espera está hecha con jirones arrancados del recuerdo, la nostalgia se desnuda cada noche y comparte la blanca soledad de mi destino, la oscuridad se llena con el tenue perfume de tu aliento. El drama sería no escribir estas palabras, no dejar en la eternidad los vestigios de mi firme devoción, no gritar al tiempo los secretos que guardan vigilia en mi humilde corazón. La muerte sería renunciar a tenerte en mi regazo, no alimentarme de todo el profundo amor que embarga mis sentidos, no decirte, cada día, que mi vida es un homenaje escrito en la estela perfumada de tus besos.
A mi princesa hecha de sueños que conquistó mi corazón con la ternura de su mirada y la candidez de sus palabras. Para ti, mi Irina, que tienes la capacidad de engendrar poesía cada vez que despliegas tu sonrisa.
HAY PECADOS QUE TE LLEVAN AL CIELO
AMORES QUE SE VISTEN DE ANHELOS
HAY PROMESAS QUE DESAFÍAN AL TIEMPO
MUJERES QUE SE HACEN DULCE PENSAMIENTO
HAY RECUERDOS QUE ESCULPEN SONRISAS
MOMENTOS QUE LOS VIVES DESPACIO, SIN PRISAS.
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