jueves, 28 de abril de 2016

LETANIA

Se envolvió en las ausencias y dejó que la vida pasase de largo. Vivió de prestado en las caderas de mujeres sin alma que solo desean una cuenta corriente y un pisito en el cielo, permitiendo que su sonrisa se perdiese en los anales del tiempo. Poeta de versos sin musa derramando estrofas sobre cuerpos preciosos que solo saben a sexo y tristeza. Escribía sentimientos en las servilletas de papel de un bar de carretera y besaba con los ojos a las camareras que le servían menús de sueños agriados. Se enamoró del olvido, de los amores que vienen y van, de las mujeres que solo saben dejar soledad. Misántropo por necesidad y esclavo de la falsa felicidad paseaba su melancolía por las calles del desencanto y la cruel realidad. Se recostó en el regazo marchito de la decadencia y dejó que sus versos se muriesen en la belleza ajada de pechos erectos que juegan con lenguas insaciables. El tiempo se enquistó entre los recuerdos y el dolor paseaba por las horas como un caballero oscuro que busca venganza y solo encuentra clemencia. Cisma de sentimientos rotos cuyos pedazos se incrustan en el alma torturada y causan heridas que nunca se curan. Las noches eran un desfile de tímidas plañideras llenando sus sueños de lágrimas huérfanas y penas cansadas. Mártir de besos amargos que ensucian la dulzura de los labios con falsas promesas y mentiras piadosas. Se envolvió en la ausencia y dejó que los amores fuesen de paso, que los encantos banales no tocasen su cuerpo, que la belleza pasajera no reinase en el abandono de su corazón. Se enamoró del olvido y dejó que la soledad fuese su amante hasta el fin de los tiempos.



ABRIÓ LAS PUERTAS DE SU CORAZÓN Y DEJÓ QUE ENTRASE EL AMOR Y ESCAPASEN LOS MIEDOS.

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