viernes, 15 de abril de 2016

Tomas la mano salvadora, esperas que el tiempo se haga besos en el corazón. Los instantes respiran felicidad, piensas que tu destino se halla en su regazo, que las lágrimas solo son amargos recuerdos de tiempos olvidados. Te refugias en su mirada, en el placer de sus ojos que sin decir nada hablan de amores inmortales. Cierras los ojos y solo esperas que sus besos alimenten tu felicidad, que las noches estén hechas de sus caricias, que sus manos sean arlequines traviesos endulzando el placer. Solo quieres que el momento no pase, que la ternura no se vaya, que su perfume se quede en los huecos de tu alma. No hay quietud en el corazón cuando el amor pasea por las inmensas salas del deseo.

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