A ti, que despiertas pasión de la nada
que besas con los labios de tu alma.
A ti, que regalas sueños con la mirada
que tocas y curas la melancolía,
que avivas mi pizpireta fantasía.
A ti, que vistes mis deseos con poesía
que esculpes en mi tímido corazón
mundos preciosos, paraísos de alegría.
A ti, que das tus sonrisas sin miedo
que entre tus pechos se escribe mi credo.
A ti, que creas de la nada mil anhelos
que en tu cuerpo encierras el deseo.
A ti, que cuando ríes curas la tristeza
que me concedes el don de tu belleza.
A ti, que sueñas y la vida es un poema
que tu dulzura me lleva hasta el cielo
que tus ojos regalan su sabor a caramelo.
A ti, que vives perpetua en mis entrañas
que tus besos conquistan el silencio.
A ti, que pones alas a los sueños
que engendras melodías con tu sonrisa,
que perfumas el tiempo con tus labios.
A ti, que habitas en el rumor de la ausencia
que vistes el crudo invierno de cálida primavera,
que me regalas tu amor en el estuche de la espera.
A ti, quiero dejarte el aroma de estos versos
que se hacen consuelo y ardientes letanías,
que se hacen pasión en el fragor de la melancolía.
A ti, que recitas el glosario de mi felicidad
que creas un compendio de deseos inconfesables
que haces de la locura la más loca dulzura.
Hay princesas que reinan en los reinos del corazón
que con su sonrisa escriben poemas de amor,
princesas que regalan sueños envueltos en besos
princesas de hielo, que engendran anhelos de fuego.
A IRINA
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