Se fue una mañana, gris, soñolienta, helada. Se fue como una gata en celo que hace la calle por los arrabales de la desesperación. Nunca volvió, saboreó la libertad que dan las mentiras y puso un puesto de soledad lleno de falsas compañías. Enarboló la bandera de la soberbia, pago con sexo por una felicidad que nunca encontró, y en el recuerdo dejó olvidado su negro corazón. Volvió cuando gastó su arrogancia en burdeles donde al sexo lo llaman amor, y quiso usar sus labios para escupir un perdón. Era la reina de intenet, se jactaba de ello y de sus verdades a medias, y con el paso del tiempo se convirtió en otra princesa del pueblo, por su promiscuidad, en ese reino virtual donde la verdad solo es una mentira más. Dejó la vergüenza en alguna cama olvidada y cuando volvió a por ella la encontró muerta de una dosis letal de banalidad. La veo pasar, incluso en contadas ocasiones, se detiene a charlar, y solo puedo mirarla con pena, como se miran los sueños rotos a los que nunca más quieres tocar. La vida le devolvió, con creces, toda la infelicidad que ella regaló con tanto desparpajo, y ahora solo es un fantasma de aquella dama, que una vez, entre sonrisas me deshizo la cama. No la puedo perdonar, aunque ya no le importe, hay mujeres que te devuelven tristeza cuando tú le regalas belleza, que incendian la vida cuando no le compras un pisito en el cielo, cuando intentas, con besos, calentar sus corazones de hielo. Habita mi olvido, aunque no se deje olvidar, paseando su orgullo por las habitaciones de la inmoralidad, y cuando pasa a mi lado deja un tenue perfume a vanidad. Hizo oposiciones a mujer fatal, pero no consiguió aprobar el examen de sexo oral, y ahora sin título, solo puede practicar felaciones en el mundo virtual. La vida nos quita y la vida nos da, es una lección que yo aprendí un día de primavera donde se marchitó mi alegría, pero hay mujeres que no aprenden por mucho que las castigue la vida. Cuando juegas con fuego se puede quemar el corazón y dejar el alma hecha cenizas. Se fue, y cuando la soledad me hacía compañía, comprendí que era esclavo de besos que no sabían besar, que el egoísmo solo sirve para llorar, que ahora podía partir y conquistar, todos los sueños, que dejé de soñar.

EL PASADO SOLO SON RECUERDOS
PÁGINAS DESGAJADAS DE AMORES
SUEÑOS ROTOS QUE YACEN
EN LA MELANCOLÍA DEL OLVIDO.
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