viernes, 20 de marzo de 2015

¿ESPECIE HUMANA?

La vida no es un camino fácil, pero para muchas personas se hace un desierto imposible de habitar. El mundo está lleno de buenas personas a las que la vida golpea con el puño de la desgracia, una y otra vez, hasta que los hace caer en la lona de la desidia y el ostracismo. Son aquellos que menos tienen de los que más puedes esperar porque ellos saben lo que es la verdadera necesidad. Siempre me sorprende todo el castigo que puede aguantar el espíritu humano, y aún así continuar en pie luchando contra los embates del destino. Como especie somos superiores al resto de organismos vivos, pero como seres humanos somos una vergüenza para la creación. Somos egocéntricos, maliciosos, envidiosos, somos un cúmulo de falacias que envenenan toco cuanto tocan, una lacra para la propia naturaleza que nos creó. Paseo por las calles y veo la pobreza como un triste escaparate de lo que esconde el alma humana, veo los rostros apagados y sucios de personas que no dicen nada porque les han robado hasta la fuerza para protestar, que les han quitado hasta la capacidad para soñar, mendigos de un tiempo lascivo que solo rinde sus caricias al sucio dinero. Cuando la pobreza campa a sus anchas por las avenidas de la desolación, y solo hallas restos corrompidos de corazones marchitos que se mueren de olvido, es cuando sientes con más bríos la necesidad de luchar con todas tus fuerzas contra los monstruos imposibles de las grandes corporaciones que devoran la raza humana para llenar los estómagos iracundos de deidades insaciables. No creo en la raza humana, en la fe que se predica desde púlpitos dorados levantados con la sangre de millones de inocentes. No creo en los discursos hechos con mentiras que ensalzan la pobreza de unos sueldos miserables. No creo en los políticos que sacian sus bajos instintos con la confianza de quienes viven de la necesidad. No creo en un Dios que nos ha olvidado, que solo existe en los corazones exaltados que construyen salmos que no alimentan ni el alma. No creo en las virtudes que proclaman vicios ocultos. No creo en un mundo donde Dios es el dinero, y sus acólitos crean templos donde se adora al capital pero se desprecia a las personas. ¡La inocencia ha muerto!, ¡que viva la decadencia de la especie humana y el libre albedrío de unos pocos!.

Algún día la naturaleza se revelará, y de sus entrañas brotará toda esa ira que hemos creado con nuestros miserables actos y nuestro absoluto desprecio por quien nos ha dado la vida. Yo ya no estaré, pero para aquellos que estén y han hecho de su vida un castigo para los demás espero que las fauces infinitas del desaliento los engulla y devore hasta el último vestigio de sus abominables actos. Ese será el fin de la raza humana como especie. Solo quedarán los restos fosilizados de una era maldita donde una especie se destruyó a si misma.

Siento vergüenza de los extremismos, de las mentes tan cerradas que solo ven la simplicidad de sus creencias y permanecen ciegos ante la preciosa complejidad de ideas y pensamientos que abarca la diversidad. Hombres y mujeres tan pobres que desprecian su vida por un paraíso en el más allá, que matan y mutilan por un pedazo de cielo que nunca podrán alcanzar. Siento vergüenza de la estupidez entendida como una religión, de que se respete más una creencia que una vida humana, de que una mujer sea un objeto y no un ser humano al que hay que respetar, de que destruyamos el pasado para construir un futuro hecho con sangre y violencia. Siento vergüenza de pertenecer a esta especie que llaman humana pero que se comporta como una bestia sedienta de violencia y falta de remordimientos.

Cuando el destino nos alcance cada uno tendremos lo que nos merecemos. Nunca pidas más pero desde luego no esperes menos.

¡No soy Dios pero daría mi vida por serlo durante unos instantes. Tomar la muerte como arma para aplicar la justicia que mana de los pobres a todas esas almas que se alimentan de la avaricia y degüellan a la humanidad para saciar sus instintos!.

Si Dios ha existido alguna vez, murió de pena hace siglos y solo nos dejó un mal entendido "libre albedrío".


EL MAL NO TIENE ALMA,
POR ESO NO TIENE CONCIENCIA,
Y SUS HERALDOS CAMPAN POR EL MUNDO
COMO UNA TERRIBLE PLAGA
QUE HACE ENFERMAR TODO CUANTO TOCA.
SOY LA TORMENTA QUE DESATA LA IRA DE LOS JUSTOS
LA LUZ QUE DESAFÍA A LA OSCURIDAD,
LA MUERTE QUE SURGE DE LAS TINIEBLAS
PARA DEVOLVER LA GLORIA A LOS BIENAVENTURADOS.
PORQUE NO EXISTE UN PARAÍSO EN EL CIELO
PERO SÍ LA JUSTICIA DE LOS HOMBRES BUENOS.


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