lunes, 2 de marzo de 2015

Tengo todos los deseos firmados en el cálido cuerpo de una mujer. Toda su felicidad rubricada en la estela de noches en vela que recorren la etérea fantasía, y sueñan con que la noche no acaba, con no despertar al nuevo día, para que las caricias continúen, por toda la eternidad, siendo poesía.

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