No hay peor ciego que aquel que no quiere ver, ni corazón más triste que aquel que no recuerda la felicidad que le dieron y solo mira con los ojos de la ingratitud. Me fui sin nada, porque nada tuve, y cuando me marché solo me llevé el silencio. Un silencio que se ha hecho desprecio en los corazones que no saben de amor. Y cuando escucho el eco de sus risas en las estancias del pasado cierro los ojos y solo recuerdo lo mucho que las he amado.
Hay amores que pasan de largo porque les da miedo el invierno, que emigran a lugares más cálidos donde la felicidad se puede comprar. Amores que cuando pasan junto a ti han aprendido a no saludar, que te miran con ojos que no saben perdonar.
TRISTE ES LA TRAICIÓN
PERO AÚN ES MÁS TRISTE NO TENER UN CORAZÓN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario