martes, 21 de abril de 2015

A UN CORAZÓN QUE EN REALIDAD SON DOS.

Hoy he sentido como la afilada arma blanca de la ingratitud cortaba de un tajo los hermosos recuerdos que aún atesoraba mi mente, y mientras se hundía en lo más hondo de mi corazón he comprendido que cedí mi tiempo a quien no merecía mi atención. Hoy ha muerto algo en mi alma, no sabría decir que, me quedaré con los dulces momentos de quien no merece estar en mi memoria pero tiene sitio en mi corazón. Guardaré su recuerdo en un rincón, dejaré que se llene de polvo hasta que el olvido sea el único vestigio que quede de mí en una vida que yo construí para que fuese feliz.

No hay peor ciego que aquel que no quiere ver, ni corazón más triste que aquel que no recuerda la felicidad que le dieron y solo mira con los ojos de la ingratitud. Me fui sin nada, porque nada tuve, y cuando me marché solo me llevé el silencio. Un silencio que se ha hecho desprecio en los corazones que no saben de amor. Y cuando escucho el eco de sus risas en las estancias del pasado cierro los ojos y solo recuerdo lo mucho que las he amado.

Hay amores que pasan de largo porque les da miedo el invierno, que emigran a lugares más cálidos donde la felicidad se puede comprar. Amores que cuando pasan junto a ti han aprendido a no saludar, que te miran con ojos que no saben perdonar.


TRISTE ES LA TRAICIÓN 
PERO AÚN ES MÁS TRISTE NO TENER UN CORAZÓN.

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