No siempre es posible tener lo que se quiere, por mucho que lo deseemos, por mucho que lo intentemos no se pueden conquistar imposibles. Es de cobardes retirarse de las batallas sin luchar, pero es de locos quedarse luchando cuando todo está perdido, cuando luchas, sólo, contra el desaliento. Perseguimos nuestros sueños como jirones de alegría que llenan de esperanza nuestros días, no hay nada más hermoso que perseguir sueños, pero no hay nada más triste que vivir de sueños. Hay sueños que tienen fecha de caducidad, que si no los consumes pronto se agrían en las salas de la espera y terminan enmohecidos en un rincón del olvido. Es bonito soñar, pero aún es más bonito vivir, disfrutar de los momentos que pasan y no soñar con los instantes que el futuro nos tendrá a bien de regalar. Si vives de sueños te pierdes la vida, y es muy corta para dejar que se vaya mientras cierras los ojos y sueñas con mundos que nunca tendrás, con paraísos hechos de escarcha que habitan lejos, muy lejos de la realidad. Me gusta soñar, soy un soñador desde la más tierna edad, y siempre quise viajar a la felicidad, conocer otros mundos, otras historias, otras mujeres, otras maneras de mirar. He vivido sueños preciosos que tuvieron un triste final, sueños hechos con mentiras que me terminaron por ahogar, sueños ligeros que solo se toman para desayunar. Cuando alcanzas un sueño rozas la felicidad con el pensamiento, pero en lo más hondo de tu ser sientes la tristeza que da el final del viaje, la melancolía del camino recorrido y que nunca más recorrerás, y aunque "como en casa no se está en ningún otro lugar" sientes la tierna nostalgia del que ha dejado de soñar. Estamos hechos de sueños, de los vividos, de los olvidados y de los perdidos. Todos ellos conformen el placer de una odisea, porque sin sueños tan solo seríamos replicantes de la vida, sin sueños la cruda realidad nos destruiría. A veces los sueños se hacen de recuerdos, soñamos con volver a pasajes del pasado donde la felicidad nos cogía de la mano. Soñamos con lo que fue y ya nunca será, porque a veces los sueños no nos dejan soñar, porque a veces los sueños solo nos dejan ganas de llorar. Soy un soñador, eso nadie me lo puede quitar, y aunque vivo la vida mi corazón nunca deja de soñar.

LA VIDA NOS ATA A LA REALIDAD,
LOS SUEÑOS NOS DAN LA LIBERTAD.
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