CANTO A BEGOÑA
(Para los que como
yo el amor no viene en conserva y cada nuevo día es un himno silencioso a toda
la devoción que te profeso).
Amo el silencio de
tus labios,
los suspiros de
tus ojos,
el rubor de tus
besos tibios,
el clamor de tu
furia contenida.
Amo tu pasión
desmedida,
el furor de tus
palabras frías,
tu cuerpo desnudo
y cálido,
la candidez de tu
alma pura.
Amo el sabor de tu
belleza madura,
el runrún de tu
corazón celestial,
los combates que
suman caricias
los momentos que
colman la dicha.
Amo tu desdén mal
disimulado
la gracia que
fluye de tu risa,
tu sueño perdido
entre mohines
la fragilidad que
baña tu ternura.
Amo las horas
atadas a tu prisa
el sexo que habita
en tus miradas,
tus manos
dibujando mis gemidos,
tu boca pintando
mis sonrisas.
Amo los instantes
de dulzura,
las noches que
lamen la lujuria,
los orgasmos que
gritan obscenos,
las lágrimas que
piden un perdón.
Amo la tristeza
que baña tu rostro,
las dudas que
reflejan tus miedos,
las frases que
sacian mi hambre,
las promesas que
caminan descalzas.
Amo el tesón de
tus sentimientos,
los errores que
esbozan tu humanidad,
la constancia que
habita perenne
entre la estela de
una vida preciosa.
Amo el perfume de
tu presencia,
el cálido tacto a
pétalos de tu piel,
los desplantes que
me saben a miel
la felicidad que
regalas por doquier.
Te amo,
porque dibujas
sentimientos puros
con el pincel de
tu sonrisa,
porque creas
belleza eterna
con el aroma de
tus labios.
Te amo,
porque coloreas
paisajes imposibles
con la dulzura de
tus ojos,
porque esculpes
senderos mágicos
con cada uno de
tus gestos.
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