Después de una tormenta viene la calma. Es una frase muy bonita que no se ajusta para nada a la realidad. Tras la tormenta, viene la revisión de todos los daños sufridos, y dependiendo de la magnitud de la misma, los daños pueden ser terribles. No existe la calma. Tu trabajo se centra en recoger los pedazos de tu vida que están hechos añicos e intentar reconstruir una nueva vida con ellos, con lo poco que queda de ellos, porque todo ha sido destruido con metódica dedicación. Y esa vida que intentas reconstruir no se parece en nada a la que tenías antes de que pasase un huracán de traiciones y mentiras que ha dejado desolado todo aquello que tu creías imprescindible y por lo que habías luchado tanto tiempo. Pierdes a la persona que amabas, sin decir una sola palabra, sin recibir una sola explicación, con ella se va una vida que estaba construida para ella, para los dos. Un lugar donde descansan todos los sueños compartidos y todos los momentos vividos, donde la felicidad era una constate y las sonrisas corrían desnudas de habitación en habitación jugando con nuestros corazones. Y al evaluar los daños sufridos te das cuenta que ya no solo no tienes el amor sino que has perdido tu hogar, que has perdido la vida y que estás solo, perdido entre los escombros de una vida que ya no te pertenece y a la que suplicas volver, pero todo es imposible, no hay forma humana de volver a un mundo que ha sido destruido por la furia de los sentimientos de una mujer que amabas con devoción. Solo te queda la incredulidad y un sabor a tristeza en el corazón que nunca podrás dejar de saborear. Tu vida se ha acabado y lo mejor es dejarla, que la viva otro, y partir tras la estela de nuevos amaneceres que te muestran horizontes construidos con la fantasía que nace de las heridas que causa el amor. Después de la tormenta la calma tarda en llegar una eternidad, y si la tormenta ha sido un huracán de proporciones bíblicas entonces esa calma puede ser que no llegue jamás. Pasarán meses, incluso años para que la calma vuelva a reinar en tu vida y el dolor insoportable de la perdida se acurruque en tu corazón y solo sientas el leve pinchazo que causa la tristeza cuando bosteza hastiada de amor. El tiempo pasa, tan despacio, que parece que las horas son días y los días semanas, y aunque el tiempo parece que se detiene y no hay manera humana de que avance si que lo hace con una lentitud que raya el desaliento. Pero un día te levantas, abres los ojos y compruebas que la vida ha vuelto a renacer entre los retoños de sentimientos que pugnan por abrirse paso en tu corazón y asfixiar a una tristeza que se marchita en las angostas estancias que conforman la espera, y es entonces cuando llega la calma, cuando puedes mirar de cara al pasado sin reprocharle nada porque nada te importa, porque la tormenta que causó la debacle de tu vida se halla tan lejos que tienes la certeza de que no podrá volver a dañarte. Y mirarás a la mujer que destrozó tu vida con los ojos de un soñador derrotado, con las lágrimas que solo producen los sentimientos más puros, y aunque sepas que tu amor le pertenecerá para siempre también sabes que jamás podrá causarte de nuevo daño alguno, porque los sueños que huyen nunca regresan si tú no quieres tenerlos de nuevo a tu lado.

EL AMOR ES UN HURACÁN
DONDE VIVEN TUS DESEOS
LA CALMA ES UNA CONDENA
DONDE HABITA TU OLVIDO.
OLVIDO Y AMOR
UN POEMA HECHO CON RECUERDOS
Y CORAZONES ROTOS.
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