martes, 26 de mayo de 2015

A LA INTOLERANCIA

El ser humano nunca dejará de sorprenderme. La ingenuidad de unos y la malicia de otros. El fracaso de unos ideales que llenan de alegría la estrechez de mentes de los que no supieron aprovechar las victorias pasadas. Las mentiras que disfrazamos de verdades para alcanzar unas metas que están tan vacías como nuestros propios corazones. La falta de cultura que baña las costas del pensamiento y que ahoga con insultos las ideas contrarias a las nuestras. La intolerancia del ser humano raya las fronteras de la estupidez con tanta frecuencia que la mayor parte del tiempo vivimos en la absurda felicidad que da la más absoluta de las ignorancias. Me sorprende como la ignorancia pasea su falsa modestia por las calles de la cultura y se mofa de todo aquello que desconoce por el simple hecho de no adaptarse a sus exigencias o sus gustos. Vivimos en un mundo tan superficial, tan huérfano de ideales, tan escaso en pensamiento que hemos creado una sociedad que ambiciona la mediocridad como un medio de subsistencia. Un mundo virtual de selfies, de facebook, de tiwter donde esconder nuestras frustraciones y atacar sin remordimientos a todo aquello que no entra dentro de nuestros cánones de pensamiento es lo habitual. Un mundo donde se ha perdido el don de dialogar y se ha ganado la capacidad de insultar, donde vale mucho más un grito sin sentido que un silencio que lo dice todo. 
No es cierto que el que calla otorga, con mucha frecuencia, el que calla es lo suficientemente inteligente para no debatir con quien solo quiere discutir. El respeto nace de la educación, y en una sociedad tan árida de valores transitamos por el desierto de nuestro propio egoísmo, sin pararnos un instante en los muchos manantiales de conocimientos frescos que podrían saciar nuestra sed de sabiduría, pero para muchos es mejor morir de sed que beber de cualquier idea contraria a las suyas, y es así como se muere en la más triste ignorancia.

Si cultivas cultura podrás cosechar respeto.


DEJAR TRABAJAR A LA MENTE Y DESCANSAR A LA LENGUA 
ES EL PRIMER PASO QUE HAY QUE DAR PARA ALCANZAR LA SABIDURÍA.

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