viernes, 1 de mayo de 2015

A QUIÉN NUNCA APRENDIÓ A SOÑAR

Los sueños se mueren cuando calman su sed en la sucia rutina. Cuando hacen de la fantasía un burdel donde se vende la vida. Cuando abres los ojos y ves que la realidad es un tirano que gobierna, con mano férrea, el devenir de tus días. Los sueños se mueren cansados de esperar un príncipe azul que los despierte con un beso de amor, cuando los finales felices no llegan porque perdieron el tren de las diez y se quedaron, para siempre, sin su princesa prometida. Cuando la imaginación se desangra apuñalada por un millar de mentiras, cuando el amor es solo un viaje de ida. Los sueños se mueren cuando el cariño hace la calle y vende sus dulces encantos esclavizado por proxenetas que alquilan, por módicos precios, deseos carnales. Cuando la humanidad se muere y el mundo le da la espalda, cuando un corazón deja de latir y el amor se para. Los sueños se mueren cuando la inocencia es abatida por la razón, cuando el ocaso se cierne sobre la melancolía y la oscuridad abraza al miedo. Los sueños se mueren cuando los ideales se quedan mudos y la libertad no alza su voz, cuando las cadenas de la tristeza te atan al desamor. Cuando el desaliento anida en la esperanza y se alimenta del fruto del egoísmo. Cuando las lágrimas amargan el sabor de las sonrisas. Los sueños se mueren cuando la monotonía mata al deseo y la realidad te noquea en ese combate que es la vida. Los sueños se mueren sin más, engullidos por la tristeza de quienes nunca aprendieron a soñar.


LA ESENCIA DE LA VIDA ES LA FELICIDAD
SINO SABES SOÑAR NO SABES VIVIR.

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