A LAS ESTRELLAS QUE BRILLAN EN LA ETERNIDAD

Me siento en el silencio y escucho el plácido susurro de tus recuerdos jugando a besos con mis anhelos. Tu sonrisa que se hace caricias mientras se posa, traviesa, en el alfeizar de mi corazón. Puedo sentir como la ternura se hace manos y conquista el deseo con sus dedos invisibles. El tiempo que se para a besar al deseo con momentos dulces que empalagan la nostalgia. El sol se mece entre nubes anaranjadas y un cielo de tonos rojizos, donde tu ausencia se colma de belleza serena. La calma pasea por mi alma, un angosto devenir de placeres que avasallan la quietud de un amor que se desnuda de paciencia. La luz huye para hacer el amor con el silencio, y en la soledad siento con más ímpetu el ruido que despierta, entre bostezos, la felicidad de tus besos añejos. La brisa serena visita las tardes cálidas del verano, y con labios aéreos murmura retales de sueños que dibujan tu nombre. No hay soledad cuando el amor habita la quietud de los días, y las horas se hacen cumplidos que rozan tus labios. Abrazo la noche como un hada de cuentos que me concede deseos imposibles, que me otorga el paraíso que yace en tu lecho, que me consiente con palabras tan dulces que enamoran al mismo deseo, y no quiero que el amanecer se llene de recuerdos frugales, prefiero la noche que me embadurna de sueños que besan tu recuerdo. El cielo se dibuja con pinceladas de estrellas que me miran desde reinos infinitos que nunca podré tocar, y solo siento la tenue caricia de su luz que me dice que aún están vivas, que me grita que la belleza existe en la más cruda lejanía, que me murmura un  universo lleno de poesía. Y en la inmensa oscuridad brilla la luz de tu sonrisa, y sé que tu amor está vivo, que su luz ilumina la tristeza de mis días, y que en la inmensa lejanía hay un corazón que irradia amor y un alma que escribe poesía, y mientras la noche se va tu amor se queda, para siempre, en los pliegues de mi vida.

HAY ESTRELLAS QUE BRILLAN, ETERNAMENTE EN EL FIRMAMENTO

HAY AMORES QUE ESCRIBEN BESOS, POR SIEMPRE, EN EL PENSAMIENTO.