lunes, 11 de mayo de 2015

Los sueños nunca mueren; se quedan a vivir en la memoria. Se duermen despacio y respiran suave para no molestar a la realidad. Los sueños se quedan en tu alma y nunca dejan de jugar con la díscola fantasía que vive en el corazón de una humanidad, que hace tiempo, dejó de soñar.

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