jueves, 3 de abril de 2014

ETERNIDAD

Ya no recordaba lo que es estar alejado de la persona a la que amas. Que amargos se hacen los días y que tristes las noches. Tu pensamiento es un homenaje perenne a todos los momentos vividos junto a ella, y no hay descanso para tu corazón ni un instante. Luchas por unos instantes de paz en los que puedas descansar de la agotadora batalla que mantienes en tu interior, pero es imposible, todo te recuerda a ella. Un sonido, una imagen, un murmullo, una palabra, todo contiene la esencia de su nombre, todo tiene el sello macabro de su ausencia. No quieres que tu mente se angustie, quieres alejar a tu corazón de un dolor que se hace insufrible por momentos, pero es una tarea baldía. Tu corazón se desboca tras la estela de todos los recuerdos que compartes, tu mente solo quiere su presencia, poder rozar con la imaginación cada uno de los trazos que delinean su belleza. Y al final de la batalla perduran sus recuerdos, solo eso, sus recuerdos, y un deseo incontenible de que su corazón te pertenezca para siempre. Nada importa, solo quieres que te quiera, solo buscas una excusa para verla, para poder respirar el mismo aire que mece su cuerpo, para sentir que su mirada aún es tuya aunque sus ojos se pierdan en las habitaciones de un tiempo que ya no te pertenece. Sientes que tu mundo esta vacío, que la vida vale lo que valen sus recuerdos, que el amor escapa de tus manos y no puedes retener ni una gota de sus sueños. Te acostumbras al dolor, a convivir con su ausencia, a vagabundear por los restos de su memoria, pero jamás te acostumbras a estar sin ella. Renunciar a ella sería como negar un amor que inundó de felicidad todos los momentos de nuestras vidas, renunciar a ella sería como traicionar a mi corazón, que se muere por su amor, renunciar a ella sería un sacrilegio a su memoria y un atentado a todo aquello que me ha dado. Viviré en el reino del dolor hasta que me conceda la audiencia de su sonrisa, hasta que su amor despierte en tropel de las estancias de la espera, hasta que sus besos vuelvan al cobijo de mis labios, y todo nuestro amor renazca del pasado.


DE UN ENAMORADO A SU AMOR
NO TENGO CORAZÓN, ESPERO QUE TÚ ME REGALES EL TUYO.

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