miércoles, 21 de enero de 2015

BATALLAS DE BESOS

Susurros encendidos lamiendo el aire con premura. Suspiros que nacen de la felicidad que perdura cuando se extingue la pasión. Escribo sentimientos que besan el blanco papel y mi fantasía los transforma en cuerpos de mujer. Las palabras se marchitan cuando el amor envejece por el paso de la melancolía, y los recuerdos se agolpan en la memoria como una estampida que no se para a pensar en los momentos que aún han de endulzar el paso de la vida. El tiempo se detiene cuando dos bocas se encuentran, cuando una lengua juega con otra y se mezcla el sabor de su saliva. No son necesarios poemas cuando la poesía se escribe con la yema de los dedos, cuando dos amores chocan en el frenesí de un océano de caricias. El amor se esconde para no ruborizar a la recatada epifanía de la lujuria, y el dormitorio se llena de dulce alegoría que viste de miradas tu cuerpo desnudo. La cama se convierte en un campo de batalla donde no existen las heridas, donde se dispara con besos verdaderos y se mueren las mentiras. Un roce crece hasta hacerse una caricia, un gemido se transforma en orgasmo contenido, las miradas suplican que la pasión no se vaya de visita, que se quede a vivir, para siempre, en nuestra vida. La dulzura se desviste para sentir como el frío huye de la espera, la vergüenza se ríe de las falsas apariencias porque en la intimidad de nuestro lecho lo prohibido, para nosotros, es un deseo concedido. No es necesario suplicar la rendición, para vencer en el amor, basta con entregar tu corazón. En el placer del silencio, se esconden a veces, las mayores fantasías, porque hay mujeres capaces de iluminar el deseo con la sencillez de su sonrisa, porque cuando el silencio las roza es cuando ellas crean paraísos por los que caminar el resto de tu vida, porque, a veces, basta un gesto para que tu mundo se inunde de alegría.


LOS BESOS MÁS DULCES 
NO SE DAN CON LOS LABIOS
SE DAN CON EL CORAZÓN.



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