lunes, 19 de enero de 2015

DELIRIO DULCE (A mi princesa hecha de sueños)

Existo, por ti,
por tus labios encarnados
rozando ilusiones cálidas,
por el rubor de tus mejillas
tintando amores frágiles,
por tu sonrisa traviesa
que me quiebra el corazón.
Vivo, en ti,
en la ternura de tu voz
pintando palabras dulces,
en las miradas que callan
ofrendas firmadas con besos,
en las manos sencillas paseando
por los recovecos de tu amor.
Vago, por ti,
por los senderos de tus ojos
que abren caminos eternos,
por el paraíso de tu risa
que viste tus labios de candor,
por las veredas de promesas
donde habita, ralo, tu pudor.
Sueño, y sueño en ti,
en tu piel perfumada y tibia, 
páramo de besos húmedos;
en el sabor de tus miradas,
universos negros e infinitos,
en la desnudez de tu felicidad
atada a un racimo de sonrisas.
Pienso, y pienso en ti,
en las noches que no terminan,
en los placeres que destilas,
en las caricias que quedaron 
en lo más hondo de mi alma.
El futuro está hecho de delicias,
de momentos tibios que susurran
tu nombres con salmos encendidos,
de imágenes en ropa interior,
que escriben imágenes de amor.
Sueño, y te sueño a ti,
y nunca quiero despertar,
nunca tuve una princesa
ni un reino al que escapar.
Estás hecha de versos,
limpios, puros, inmaculados,
de estrofas memorables
que se esparcen en el tiempo;
de un ramillete de deseos
que pintan noches en blanco.
Estoy hecho de tus besos,
ellos esculpen mi deseo,
ardiente, imprudente, lascivo,
un glosario de suspiros
que se esculpen con silencios.



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