viernes, 29 de agosto de 2014

CUANDO LA SOLEDAD TE BESA

Te echo de menos cuando las horas se deslizan suaves por las noches serenas y tu voz se ahoga en la ausencia. Te echo de menos cuando cierro los ojos y no siento el latido de tus palabras besando mi corazón. Te echo de menos como el príncipe añora a su princesa de cuento, y solo busca en el tiempo finales felices que le da miedo encontrar. Te echo de menos como la noche echa de menos a los sueños perdidos que huyen de la oscuridad que los destruye. Te echo de menos como el alba busca la luz del sol que le da la vida cada mañana. Te echo de menos como el perro que vaga herido buscando las migajas de un cariño que ha perdido para siempre. Te echo de menos como la luna echa de menos al sol que cada mañana la busca y no la encuentra, como el alma echa de menos un cielo por el que nunca podrá pasear, como el niño que vive huérfano de amores maternales que emigraron de una infancia perdida. Te echo de menos como caperucita echa de menos a su abuelita, pero más aún al lobo feroz. Te echo de menos cuando el atardecer bosteza entre pálidos colores y te siento en un cielo que se muere en el ocaso. Cuando busco un cuerpo que acariciar y solo encuentro placeres que al tocarlos se ponen a llorar. Te echo de menos cuando la primavera abre los besos en flor pero los tuyos viven en el invierno de mi amor. Te echo de menos cuando sueño tus besos y me despierto en la soledad de tus abrazos. Cuando busco tu sonrisa y solo encuentro el vacío de su destierro. Cuando miro a las parejas de enamorados y yo paseo por los parajes del desamor. Te echo de menos cuando me siento perdido y tu aliento no guía mis pasos hasta ti. Te echo de menos como el dragón hecha de menos el mundo fantástico del que escapó, y llora la realidad que lo destruyó. Te echo de menos cuando me miro en el espejo y solo veo la soledad que me rodea. Cuando paseo por los laberintos del tiempo y no te encuentro, y por más que camino no hallo los pasos que me guían hasta un destino escondido en tu regazo. Te echo de menos como el cuerdo echa de menos su locura, como el amante echa de menos la ternura que escapó de su corazón y nunca más volvió a saber de ella, como un Dios llora la perdida de su omnipotencia cuando la fe se muere de olvido.

Te echo de menos cada vez que escapo de mis sueños y te busco en los caminos de una realidad que me besa con besos hechos de ti, que me llama con palabras escritas con el dulzura de tu voz, que me abraza con los invisibles brazos del amor. Te echo de menos cada instante que no estás conmigo porque mi vida esta dibujada con los colores de tu corazón, y con ellos esbozo los trazos de mi amor.

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