sábado, 23 de agosto de 2014

No esperes nunca nada de nadie y nunca sufrirás decepciones. No hay peor tristeza que la que te causan las personas a las que quieres porque de ellas solo esperas felicidad, y cuando te regalan lágrimas solo te queda llorar. Esas lágrimas son las más amargas del mundo porque están hechas con los restos de lealtades eternas que fueron destruidos por el paso del tiempo. 
Recuerda, mi vida, que cuando un corazón se muere un pedazo del tuyo muere con él. El tiempo, pausado e imparable, curará las heridas, pero te dejará cicatrices tan horribles que te recordarán las traiciones cada vez que el tirano del tiempo te obligue a mirar al pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario