Me enamoré de mujeres de las que nunca me debí enamorar. Lloré lágrimas que recorrieron el rostro de la soledad. Besé labios que sabían a mentiras pero no me importó malgastar mi saliva. Viví en corazones que eran un desierto de pena donde la alegría pasaba de largo. Ayudé a personas que nunca se quisieron ayudar y sufrí por amores que no sabían amar. Viajé a lugares donde el sexo no valía dinero pero siempre había que pagar, unas veces con pena y otras con infidelidad. Supliqué a las puertas del deseo que no me hiciese llorar, le dije que la quería tanto que el olvido nunca me haría olvidar. Habité una casa que nunca fue mi hogar, lo sé porque una vez me prohibieron por siempre volver a entrar. Quise a niñas que nunca aprendieron a crecer, pero cuando lo hicieron huyeron al alba del amanecer. Perdí mis sueños por el camino, pero no necesitaba soñar porque vivía en brazos de lo que yo creía una dulce realidad. Acaricié cuerpos que se dejaban acariciar pero cuando cierro los ojos ya no los puedo recordar. Luché en batallas de celos y hallé la derrota cuando ya no me quedaban anhelos. Morí de amor por amores sin dueño, y viví en sueños que no eran míos. Me escribieron poemas cuando ya no estaba, me regalaron poesía cuando ya no la necesitaba. Vendí mi alma por un puñado de besos y me alejé del mundo para vivir en sus brazos, para descansar en la tristeza de su pálido regazo. Supliqué que luchasen por mí, por todo lo que en estos años les di, pero me encontré solo en una vida que ya no podía vivir. Yo que siempre creí en ellas me encontré con que nadie creía en mí. Huí, no por cobardía, huí porque esa vida ya no era la mía. Tal vez nunca la tuve, tal vez solo lo soñé. ¡Que triste despertar y encontrarte abrazado a la terca soledad!.
Sé que habitaré sus recuerdos, sé que nunca me podrán olvidar, porque todo lo que yo les he dado, eso, nadie se lo volverá a dar jamás. Alguien a quién siempre amaré me escribió "tú que me enseñaste a soñar ahora no me dejas dormir". Yo te enseñé a soñar y a luchar por tus sueños, creo que en algún lugar del camino olvidaste todas mis lecciones, las cambiaste por otro corazón, y olvidaste que sin lucha es imposible ganar. Y que a veces para ganar hay que perder.
"Os querré toda la vida a pesar de no dar valor a todo lo que os dí, os querré por todo lo que junto a vosotras viví, por todos los momentos que habitan para siempre en mi alma y son vuestros en la eternidad".
No hacen falta nombres ni despedidas, ni besos ni lágrimas, porque ya no me queda ni de lo uno ni de lo otro, todos ellos se fueron con el perfume de vuestra sonrisa.
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